Creo que la frase apropiada para describir esta situación es sin lugar a dudas “fin de ciclo”. Después de dejar su cargo como CEO, Steve Ballmer ha decidido retirarse del Consejo de Directores de Microsoft. En su despedida oficial, Ballmer explica que se encuentra con una agenda repleta debido a su nuevo profesorado, y la administración de los L.A. Clippers, dando cierre a una carrera de 34 años dentro del gigante de Redmond.
Cuando Ballmer confirmó que dejaría de ser el CEO de Microsoft, las acciones respondieron con un salto del 9 por ciento. Los accionistas tienden a ser implacables a la hora de demostrar que quieren cambios en las compañías que poseen, y el gigante de Redmond no es la excepción. El 4 de febrero pasado, Satya Nadella asumió como nuevo CEO, y tras medio año al mando no podemos decir nada extraordinario de su gestión. Por el lado de Ballmer, sus 333 millones de acciones hablan por sí solas, y su estadía en el Consejo de Directores estaba garantizada. Sin embargo, en las últimas horas ha decidido irse. Eso no quiere decir que vaya a desprenderse de sus acciones, sino todo lo contrario. En su reciente carta abierta, dijo que “cuenten con él” para mantener el flujo de ideas, y también agregó que “dará soporte y alentará la audacia” a través de su rol como accionista mayoritario.
Aún así, Microsoft dejó de ser una prioridad inmediata. Para aquellos que no siguen de cerca los movimientos en el baloncesto de la NBA, el pasado 12 de agosto Ballmer se convirtió en el nuevo dueño de Los Angeles Clippers, luego de que se aprobara su oferta de dos mil millones de dólares por el equipo, que sufrió la expulsión de su anterior dueño Donald Sterling, debido a declaraciones racistas. Además de preparar a su flamante adquisición para la próxima temporada, Ballmer también dará clases en la Escuela Marshall de Negocios, perteneciente a la Universidad de South California.
Más allá de los problemas que debió enfrentar en Microsoft, y los malos resultados asociados a sus decisiones como CEO, nadie puede atreverse a decir que a Steve Ballmer le falta ambición. Cualquiera con su poder económico probablemente se dedicaría a hacer una vida de relajación y turismo, pero hacerse cargo de un equipo NBA en llamas y liderar una clase llena de mentes que buscan dar un mordisco al mundo, representan dos desafíos gigantescos. Calculo que la presencia de Ballmer será similar a la de Bill Gates. No estará a cargo de las riendas, pero cada vez que alguien quiera su opinión sobre la compañía, lo veremos frente al micrófono para expresarse.