La humanidad consume cada día más energía. Necesitamos fuentes de energía limpias y renovables, y los científicos han puesto la mira en la energía solar. Un nuevo enfoque, denominado SPS-ALPHA, le da una nueva vuelta de tuerca a la generación de energía en el espacio, proponiendo la construcción de una plataforma arbitrariamente grande, de forma curva, capaz de generar decenas de miles de megavatios y enviarlos a la Tierra en forma de microondas. El proyecto cuenta con el aval de la NASA, pero algunos dudan que sea posible construirlo en el futuro cercano.
Necesitamos energía. La sociedad moderna se apoya fuertemente en la disponibilidad de enormes cantidades de energía. A lo largo del dia utilizamos diferentes formas de energía -aunque principalmente electricidad- para trabajar, desplazarnos, informarnos, comunicarnos, alimentarnos y hacer de nuestros hogares un sitio más confortable. Sin embargo, la energía es un bien caro, escaso y a menudo, su generación constituye un atentado contra la integridad del medio ambiente. Hoy día nadie discute que es una locura continuar quemando combustibles fósiles para satisfacer la demanda de energía, y también sabemos que dicha fuente se agotará en un plazo relativamente corto. En ese escenario, se está trabajando para desarrollar fuentes de energía alternativas, que tengan un bajo impacto en el medio ambiente y que no se agoten en el futuro cercano. La energía eólica y solar son dos de los sistemas en que más se ha trabajado y algunos países, como España, han apostado fuerte a la generación de energía solar mediante enormes “granjas colectoras de energía”.
Sin embargo, algunos sueñan con llevar esos colectores al espacio, donde su instalación no afea el paisaje, no interfiere con la agricultura y -sobre todo- la cantidad de energía solar que incide sobre los paneles fotovoltaicos es mucho mayor. La idea no es nueva, y consiste en llevar los colectores de energía fuera de la atmósfera, producir electricidad, enviarla a la Tierra mediante un haz concentrado de microondas y volverla a convertir en electricidad mediante una planta conversora instalada en la superficie terrestre. Ahora, un grupo de científicos se encuentra evaluando una vuelta de tuerca sobre este sistema, proponiendo la construcción de SPS-ALPHA, un gigantesco y modular sistema de espejos que concentran los rayos solares sobre colectores fotovoltaicos de manera que la cantidad de energía eléctrica que pueden generar sea mucho mayor. Estas estaciones tendrían una forma cónica, se encontrarían a miles de kilómetros de la superficie terrestre, y serían capaces de generar decenas de miles de megavatios. El proyecto ha sido presentado por John Mankins, CEO de Artemis Innovation Management Solutions y ha recibido un reconocimiento por parte de la NASA.
Sin embargo, no todas son rosas. A pesar de que la idea es muy buena y podría proporcionarnos una fuente de energía prácticamente inagotable, los costos implicados en la construcción y puesta en órbita de un satélite de este tipo quedan seguramente fuera de los presupuestos de cualquier empresa actual. Estamos hablando de llevar al espacio paneles solares y espejos para construir una suerte de parábola tridimensional con un tamaño mayor a cualquier cosa que hayamos puesto en órbita, donde cada pieza de ese mecano pesa entre 100 y 200 kilogramos. La tecnología actualmente disponible nos permite poner en órbita objetos -relativamente pequeños- a un coste cercano a los 10 mil dólares por kilogramo, asi que la cantidad de lanzamientos de cohetes necesarios para construir una de estas estaciones sería muy grande, y posiblemente los riesgos y costes relacionados no permitirían que -con la tecnología actual- podamos poner a punto algo como el SPS-ALPHA. En el futuro, quizás, el espacio cercano a nuestro planeta esté repleto de estaciones generadoras de energía. Pero por ahora es mucho (¡pero mucho!) más económico construir centrales solares sobre la superficie terrestre.