Del fango primigenio al viaje intergaláctico. De ritos de apareamientos a la conquista de las estrellas. De la creación del fuego a las bombas nucleares. Eso, y mucho más, en uno de los juegos de ordenador más esperados del momento. Para entender por qué la comunidad de videojugadores espera con tanta impaciencia a Spore, tenemos que contarles un poco sobre Will Wright, su creador. Nuestro amigo Will es el padre de grandes hitos de los videojuegos. Títulos como SimCity y The Sims, por ejemplo, provienen de su creativa mente. Es considerado uno de los Dioses de los Videojuegos, junto a Sid Meier y Peter Molineux, y fue el creador de Maxis, una empresa de desarrollo que nos daría infinita felicidad a los usuarios de ordenador. En Maxis, Wight diseñaría juegos como SimEarth y SimAnt, siempre siguiendo una misma línea: los simuladores administrativos, o sims, como mejor se los conoce. Ha ganado bastantes premios por sus creaciones pero el más significativo es el “Lifetime Achievement Award“, otorgado por sus colegas de la Game Developer Conference. Con semejante currículo sobre sus hombros, no es raro que se esperen grandes cosas de su próximo juego. Y más si tenemos en cuenta que sigue la línea de sus anteriores creaciones: Spore será un simulador evolutivo, que nos permitirá crear una civilización desde su comienzo unicelular hasta su ascenso a las galaxias. Y más allá, mucho más allá…
Les dejamos el trailer oficial para ir entrando en clima.
¡Más información en la próxima página!
Spore comienza como un Pac-Man. Sí, así de loco es este juego. Porque, en un comienzo, seremos una diminuta forma de vida, microscópica, nadando en la sopa primordial, aquella de donde nació la creación toda. Nuestra misión será alimentarnos de otros seres igual de pequeños, todo en pos de la evolución. A medida que nos vayamos alimentando, tendremos la posibilidad de evolucionar nuestra criatura. Así, pasado el tiempo, de una forma de vida microscópica, evolucionaremos a una criatura acuática multicelular más compleja. Lo interesante es que la apariencia de nuestra criatura será única, y dependerá de lo que hayamos hecho con ella en el juego previo. Aquí, nuevamente, deberemos comer formas de vida menores y huir de los depredadores. Y cada vez que ganamos los suficientes puntos de evolución, podremos seguir mejorando a nuestra mascota virtual. Con el tiempo, de una simple espora (de allí el nombre del juego), nos convertiremos en un organismo que podrá salir a recorrer la tierra y crear su propia civilización. Pero el juego no termina aquí, oh no. Una de las cosas más novedosas de este título es que todos los jugadores enviarán información de sus criaturas a un servidor maestro. Entonces, el juego reunirá y analizará esa información, y poblará nuestro planeta con esos seres únicos, asignando, según sus aptitudes, quienes estarán por encima y debajo de la pirámide alimenticia. Sí, como lo leen. Tanto nuestros depredadores como nuestro alimento, serán criaturas creadas por otro jugador, en algún otro lugar del mundo real. Las novedades siguen, y van más allá de lo imaginado por cualquiera de nosotros. Cuando hayamos alcanzado el pináculo de la evolución, nuestras criaturas tendrán la posibilidad de conquistar las galaxias. Podremos visitar planetas, y viajar entre universos. ¿Y qué tal si les decimos, por ejemplo, que podrán visitar los planetas de otros jugadores e intercambiar tecnología o, simplemente, comenzar una guerra intergaláctica? ¿Y si agregamos que todos los planetas de todos los jugadores estarán interconectados a través del servidor maestro y Spore será, con el tiempo, un universo gigante de ordenadores interconectados? ¿Sorprendidos? Pues, ¡véanlo ahora con vuestros propios ojos!
Porque, ¿qué sería de la evolución, si no pudiésemos personalizar a nuestra criatura a gusto y placer? Wright ya lo pensó, y nos traerá uno de los más editores más ambiciosos alguna vez concebidos por el hombre. Este editor nos permitirá hacer todo lo que queramos con acciones simplísimas: arrastrar y pegar, retorcer, pintar, agregar y retorcer un poco más. Cuando estemos contentos con nuestra criatura, el mismo programa se encargará de animarla según la lógica. Si tiene cuatro patas, caminará como un perro; si tiene una, andará a los saltitos, si le pusimos ocho… bueno, ¡vaya a saber Dios lo que será capaz de hacer nuestro ser! De la misma manera, podremos agregarle boca (o bocas), ojos, orejas, cuernos, colas, tentáculos, y un largo etcétera.
En adición, existirán tres características principales para nuestras mascotas digitales: poder, velocidad y sigilo. La manera en que hayamos construido a la criatura afectará estas características y serán las que el juego analizará para exportar e importar criaturas de un ordenador a otro.
“La edición de criaturas sucede en diferentes niveles.”, explica el mismísimo Wright. “Primero, tu esculpes la forma exterior, usando el torso, que es como arcilla. Luego pones las partes que se pueden pegar al torso. E incluso esas partes tienen mucha capacidad de morfosis; ya que las podrás estirar y doblar en todo tipo de direcciones. Y desde allí, nosotros generamos la mezcla de las partes y el esqueleto.” Nadie mejor que el mismo creador para explicar las capacidades del editor, ¿verdad?
El editor, por otro lado, no está restringido a la creación de seres. Básicamente todo lo que existe en el juego podrá ser editado. Las casas que serán el cobijo de las criaturas, cada uno de sus artefactos, el platillo volador con el que podrán conquistar las galaxias, todo podrá ser personalizado. Y esta es una afirmación hecha por Will Wright, así que habrá que creerla.
Sin dudas, nos espera muchísimo que hacer en Spore y por eso es uno de los juegos más esperados de PC. Si The Sims ya los había atrapado, imaginen la misma experiencia pero a nivel evolutivo e intergaláctico. Sí, este juego amenaza ser tan grande que marea.
Si todo marcha viento en popa, con suerte, podremos ver esta maravilla a mediados de 2007. ¡Aún falta mucho!