Si hay algo más popular que la instalación de DOOM sobre plataformas extrañas, es practicar speedruns extremos en sus niveles. Dependiendo de la situación, los jugadores deben recolectar armas y matar enemigos antes de poder continuar, pero otros buscan velocidad pura a pesar de las dificultades. Un nivel conocido por su absoluta falta de piedad entre los speedruns es The Chasm, mapa 24 del DOOM 2. Su evolución fue tan compleja y demandó tantos años de estudio, que incluso recibió su propio mini documental. Si te consideras fan de la saga DOOM, no te lo puedes perder.
Cuando un jugador casual de DOOM 2 supera la marca de los 20 niveles, no puede hacer otra cosa más que preguntarse cuándo termina el juego. Por supuesto, ese jugador ignora que lo peor está por venir, no tanto por la cantidad de enemigos o sus características, sino también por el diseño general de los mapas que deberá atravesar. Uno de esos niveles, es The Chasm.
Así es: Un ser humano normal con sangre en las venas puede tardar entre seis y veinte minutos en superar The Chasm, dependiendo de su conocimiento previo del nivel, y si busca obtener un porcentaje perfecto o no. El nivel incluso parece aburrido en algunos pasajes, pero el juego propone un «par» de dos minutos y medio. Un tiempo difícil, a menos… que seas experto en speedruns.
Lo que acabas de ver es un speedrun de The Chasm bajo la categoría UV Speed hecho por Marijo «Sedlo» Sedlic en junio de 2002. Tardar apenas 36 segundos para superar The Chasm es una verdadera locura… pero no es el mejor récord. Para llegar a esa velocidad, la comunidad de jugadores se vio obligada a luchar durante casi dos décadas con The Chasm, desarrollando nuevas técnicas y descubriendo características únicas del motor gráfico que permitieron en cada caso recortar uno o dos segundos extra.
El mini documental publicado por Karl Jobst hace un excelente trabajo al analizar la evolución del récord mundial de speedrunning para The Chasm. Nos lleva de regreso a febrero de 1996, cuando el jugador DemonLord registró el primer récord en 1 minuto y 58 segundos, 32 segundos por debajo del «par». Tres semanas después lo bajó a 1:47, el 10 de abril descontó otros 30 segundos, y el 18 de ese mes llegó a 1:08.
Sin embargo, todo cambió en junio de 1996, cuando el jugador Anthe esencialmente hizo un speedrun pacifista (o sea, sin matar enemigos) e hizo caer el récord de The Chasm a 58 segundos. DemonLord volvió al ataque con 56 segundos, y en mayo del ’97, Anthe volvió a la cima con 48 segundos, pero no duró mucho. Dos meses más tarde, DemonLord clavó 0:45 en el récord. Aquí ya es posible apreciar técnicas más avanzadas, como ganar velocidad antes de que se abra una puerta, y el strafe-running, fundamental en las plataformas angostas.
Todas las marcas posteriores fueron repeticiones más refinadas, pero en noviembre de 1999, Sedlo estableció un nuevo mínimo con apenas 37 segundos en The Chasm. Bajar a 36 parecía imposible… hasta que surgió el wall-running. En términos relajados, si corres junto a una pared en el ángulo correcto, serás mucho más rápido de lo normal. El documental lo demuestra a los 19:41.
El wall-running rompió todo a su paso, y Sedlo estableció un nuevo récord de 0:33 en enero de 2004, pero ese no era el fin. Siete años más tarde, el speedrunner Looper combinó todas las técnicas y estrategias desarrolladas para The Chasm, reclamando el récord mundial con un total de 0:32. Han pasado casi ocho años desde entonces (agosto de 2011), y nadie logró superarlo…