Incluso para las potencias mundiales pagar un cohete de 50 millones de dólares no resulta algo sostenible sabiendo que servirá para una sola misión y luego se perderá totalmente. Con este panorama, la exploración espacial y la búsqueda de planetas habitables in situ no resulta un negocio rentable y se hace muy lenta. Elon Musk, responsable de SpaceX, se calzó el tema al hombro y habló otra vez sobre los cohetes reutilizables, mostrando el sistema de despegue y aterrizaje vertical y controlado de sus prototipos.
Sin importar las razones que haya detrás y sea quien sea que la lleve adelante, la exploración espacial suele tener una muy buena aceptación por parte de la opinión pública. También descontando las intenciones económicas y políticas de quienes al final la explotan, vaya uno a saber si hay una curiosidad natural por salir a explorar las periferias de nuestro reino, si existe una preocupación sobre el futuro de nuestro espacio vital, si está la intención de satisfacer el mero placer que da la superación técnica o si hay una lógica de entretenimiento. O tal vez, todas estas razones a la vez. Sea lo que sea, enviar misiones de exploración, tripuladas o no, demanda una suma de dinero que se hace imposible de derivar todos los años para diferentes proyectos. Y es que si tenemos la intención de ser una especie multi planetaria, necesitamos más cohetes, más exploración del sistema solar y alrededores y más tecnología. ¿Pero cómo hacer? Elon Musk, el magnate sudafricano detrás de SpaceX, tiene una idea.
Para ser una especie multi planetaria, Elon Musk cree que tenemos que desarrollar cohetes totalmente reutilizables. Es que si cada cohete es lanzado 1.000 veces en lugar de una sola vez, los costos necesarios para fabricar el cohete de una misión se desplomarían de $ 50 millones a US$ 50.000 por lanzamiento (sin contar los gastos de funcionamiento). El Grasshoper es el modelo de cohete que Musk cree que hay que empezar a fabricar, ya que este misil sin fines violentos no se incinerará cuando termine su misión, en alguna remota coordenada del espacio profundo, sino que realizará un descenso controlado y aterrizará verticalmente, con la precisión que hoy día lo hace un helicóptero de maniobras. El primer vuelo de este prototipo de cohete se realizó hace casi un año, cuando en Septiembre de 2012 se elevó sobre el suelo demostrando la maniobra dinámica, con la que pudo aterrizar nuevamente en la plataforma de lanzamiento luego de elevarse 3 kilómetros sobre el nivel del terreno.
Musk enfatizó la necesidad de estos cohetes reciclables comparando los costes que tendría la industria aeronáutica si luego de cada vuelo desecháramos un 747 de 300 millones de dólares. Con los Grasshopper se podrían realizar cientos de misiones cortas en un mismo mes, algo que hoy día ni siquiera se consigue hacer en un año. Claro que la reutilización de cohetes ha sido estudiada en el pasado y lo que dice Musk viene a desafiar pragmáticamente las opiniones negativas que existen acerca de este modelo futuro para achicar costes por misión y acelerar nuestra recopilación de información. La razón está en que la reutilización requiere fortalecer cada etapa del cohete, agregando protección térmica y agregando un tren de aterrizaje, lo que implica una gran cantidad de peso adicional a los modelos actuales desechables. Musk admite este problema, pero dice que igualmente lo intentará, porque si alguna vez podemos establecer una colonia multiplanetaria, el problema de los cohetes reutilizables tendrá que haber sido resuelto.