Parecía que esta semana, en lo que a noticias relacionadas con el espacio de refiere, iba a ser solo para los chinos. Sin embargo, SpaceX, una compañía de transporte espacial privada propiedad del fundador de PayPal, ha logrado hacerse un lugar: su cohete Falcon 1, logró entrar en órbita en su cuarto vuelo de prueba. Ahora, comienza la conquista espacial privada.
Parece que la euforia no solo es para los chinos. Es que, luego de 3 intentos fallidos Elon Musk, el millonario fundador de PayPal, creador e inversionista mayoritario de la compañía de transporte espacial privada SpaceX, ha logrado que su cohete Falcon 1 pueda entrar en órbita. Esto representa un importantísimo paso en la carrera espacial privada.
Es que hasta ahora, todo lo que significaba un viaje fuera de la atmósfera, formaba parte de alguna de las agencias espaciales gubernamentales, como la NASA o la Agencia Espacial China que acaba de celebrar su primera caminata espacial. Hasta que el Falcon 1 se hizo un lugarcito en este selecto club de viajes, solo una nave privada había logrado algo parecido: la Pegasus de la empresa Orbital. Pero Pegasus, a pesar de contar con 39 misiones en su haber, solo ha logrado entrar en una órbita baja que resulta poco útil para realizar experimentos o turismo espacial.
Además, el vehiculo de Elon Musk utiliza motores de combustible liquido de dos fases (queroseno RP-1 y oxigeno líquido), mientras que su competidor necesita de un avión que lo lance una altura de varios kilómetros, y se impulsa con caros motores de combustible sólido. Según los voceros de SpaceX, su motor de combustible líquido le permite efectuar lanzamientos más económicos. Por supuesto, en la carrera espacial nada es verdaderamente barato, y los 420 kilogramos de carga útil que pude transportar Falcon 1 tienen un costo de 8 millones de dólares. Pero si los comparamos con los 30 millones que necesitas para hacerlo en la Pegasus, es una verdadera ganga.
En el sector público los costos pueden ser menores para el científico que presenta un proyecto interesante (incluso hasta puede salirle gratis), pero debe esperar años para que su experimento obtenga un lugar a bordo de un vehículo espacial. Muchas instituciones pagarían con gusto unos cientos de miles de dólares por poner mañana mismo sus 10 o 12 kilogramos de carga en órbita. Además, SpaceX planea poner en operación un nuevo cohete en el futuro próximo, el Falcon 1e que, según los voceros de la empresa, reducirá los costos de operación en un 40%.
Por lo pronto, la empresa ha logrado poner en órbita 420 kilogramos peso muerto, solo para probar que pueden hacerlo. Si la “hoja de ruta” se respeta a rajatabla, deberían efectuar su primera misión operacional exitosa en el transcurso del año próximo. Seguramente, serán muchos los que seguirán el camino de Scotty.