Si tratamos de analizar el aumento en las emisiones de los llamados gases de efecto invernadero, nuestra primera e inevitable parada son los productores de combustibles fósiles. El impacto del petróleo, el carbón y el gas natural es impresionante, y si nos dejamos guiar por el último reporte del Carbon Disclosure Project, el 71 por ciento de las emisiones entre 1988 y 2015 está vinculado a apenas cien compañías, con las primeras 25 concentrando más del 50 por ciento.
El Acuerdo de París sigue definitivamente vivo a pesar de la salida del gobierno estadounidense. Diez estados han decidido ignorar la posición de la Casa Blanca, a los que se sumaron cientos de ciudades y compañías, entre las que se destacan AMD, Amazon, Apple, Intel, Microsoft, Google, Facebook, Tesla e eBay. Volvo anunció que todos los nuevos modelos de sus coches serán eléctricos a partir de 2019, e incluso Shell confirmó que incrementará la inversión en su división de nuevas energías a mil millones de dólares anuales. La energía solar ya es mucho más barata que los combustibles fósiles en muchas regiones del mundo… pero no hay que dejarse engañar. El panorama nos da esperanza, sin embargo, hay muchos gigantes allá afuera que continúan explotando al máximo el tridente petróleo-gas-carbón, con las obvias consecuencias que eso trae.
El último reporte publicado por el Carbon Disclosure Project (CDP) vuelca dichas consecuencias en una lista con cien compañías públicas y privadas. En total, esas compañías han sido responsables por el 71 por ciento de las emisiones entre 1988 y 2015, y más del 50 por ciento se concentra en el Top 25. El carbón chino equivale al 14.3 por ciento, seguido por Aramco (la petrolera estatal de Arabia Saudita) con el 4.5 por ciento, y Gazprom (50.23 por ciento bajo control del gobierno ruso), con el 3.9 por ciento. De acuerdo con Pedro Faría, director técnico en CDP, existe una «tensión absoluta» entre las ganancias a corto plazo y la necesidad de reducir emisiones, que impide a las compañías adoptar un rol mayor en la corrección del cambio climático.
Y hablando de ganancias, la quinta parte de las emisiones industriales están respaldadas por inversiones públicas. Eso coloca una responsabilidad mucho mayor sobre los hombros de los inversores, lo que al mismo tiempo se traduce en riesgo económico.