Con su adquisición confirmada de forma oficial, SolarCity ya es parte de Tesla como subsidiaria plena, pero lo cierto es que la relación entre ambas compañías lleva firme un largo tiempo. Su último proyecto involucra a la isla Ta‘ū, en Samoa Americana. Hasta hace poco, la isla dependía del gasóleo (léase diesel) para generar energía, pero ahora, una nueva estación de 1.410 kilovatios tiene la capacidad de cubrir casi el 100 por ciento de la demanda eléctrica utilizando solamente energía solar.
La intención fue revelada al público en agosto, pero los directivos y accionistas levantaron el pulgar la semana pasada. 2.600 millones de dólares después, SolarCity pasó a ser subsidiaria de Tesla, expandiendo la estrategia de Elon Musk que busca ofrecer una solución completa en energía solar para hogares, compañías, y por qué no gobiernos enteros. Tesla anunció la construcción de una plataforma de almacenamiento muy cerca de la ciudad de Los Ángeles, que servirá como el sistema de respaldo basado en baterías de litio más grande del mundo, cortesía de los módulos Powerpack. Sin embargo, con SolarCity dentro de la ecuación, Tesla podrá desarrollar proyectos similares al que se llevó a cabo sobre la isla Ta‘ū, en Samoa Americana.
Para generar energía eléctrica, los habitantes de la isla estaban obligados a utilizar generadores de gasóleo, quemando más de 1.100 litros por día. Al valor promedio del combustible también debemos sumar los costos de transporte, las demoras (después de todo, no siempre es posible navegar) y por supuesto, el inevitable daño ambiental. Tras la construcción de la nueva granja solar de Tesla y SolarCity, el sistema diesel se transformó en respaldo. 1.410 kilovatios, 5.328 paneles solares y seis megavatios-hora de almacenamiento repartidos en 60 Powerpacks cubren casi el 100 por ciento de las necesidades energéticas que tiene la isla, lo que equivale a funcionar durante tres días enteros sin luz solar.
Ahora, debemos reconocer que la granja solar es en esencia una prueba de concepto funcionando bajo parámetros ideales. La isla Ta‘ū posee 600 habitantes, y la luz solar que recibe es abundante, a un punto tal que los Powerpacks se recargan en siete horas. Aún así, consideremos los beneficios. En la isla han sufrido cortes de hasta dos meses por problemas en el transporte, pero su impacto no se limita a los hogares, sino que afecta la distribución de agua segura al mismo tiempo. Con la granja solar eso queda en el pasado, y le permitirá al gobierno local evitar la importación de 414 mil litros de diesel anuales. El mensaje de SolarCity es claro: Esto no se trata de «el futuro», sino que se puede hacer hoy.