¿Alguna vez ha sentido que montones de cámaras le estaban filmando y que lo que estaba viviendo no era más que un montaje con actores y escenarios?. Pues si lo creyó, enhorabuena, pues su mal ya tiene título. La psiquiatría le ha puesto nombre oficial para designar a aquellos que pierden el contacto con la realidad y creen que están viviendo dentro de un reality show, al mas puro estilo “El show de Truman”. Estas personas padecen una enfermedad mental verdadera y marcada por unas peculiaridades interesantes de conocer. Enciendan focos y arriba el telón. Estamos en el aire: tres…dos…uno ¡acción!
Existen personas que realmente creen que viven dentro de una enorme grabación televisiva. Una nueva variante del clásico delirio paranoide que convoca unas características propias de la época en que vivimos. Cuando se trataba de la guerra fría, surgían por doquier enfermos que pensaban que estaban siendo espiados por miembros del KGB. Ahora que nos encontramos en plena explosión de la cultura de la comunicación audiovisual, aparecen individuos que creen estar siendo grabados en directo por un importante programa de televisión. Tanto es así que los especialistas comienzan a documentar esta afección psíquica que han bautizado como el Síndrome de Truman, en referencia a la famosa película donde aparece Jim Carrey ejerciendo de sujeto experimental para un show televisivo nacional que graba al personaje durante toda su vida dentro de un escenario artificial.
Los casos de personas afectadas por estas crisis son numerosos. Un hombre acude a las oficinas del FBI para que le libren de la tensión de ser grabado en un programa televisivo a nivel nacional. Otro afirmaba que el entorno no era más que una patraña y estaba siendo filmado por cámaras ocultas para deleite de espectadores. Un tercero aseguraba que todo era mentira – psiquiatras, pacientes, hospitales – y que él no podía evitar ser la estrella involuntaria de aquella película vital. Joel Gold, psiquiatra afiliado al Hospital Bellevue de Nueva Cork lleva estudiando el asunto dos años y ya ha encontrado 5 pacientes que mencionan expresamente haber vivido algo muy similar a lo acontecido en la película “El show de Truman”. Presentaron los informes en las facultades médicas y gracias a la difusión se enteraron de 50 casos más, cifra que ya comienza a ser digna de mención para considerar el síndrome una enfermedad mental. Paralelamente, investigadores en Londres describieron a un paciente con el “síndrome de Truman” en el número de Agosto de la revista Journal of Psychiatry. El paciente, un cartero de 26 años, “percibía el mundo como levemente irreal, como si fuera el héroe epónimo de la cinta“, dijeron los investigadores.
Los comportamientos de estos pacientes son muy curiosos. Uno de los enfermos tratados por los hermanos Gold, por ejemplo, viajó hasta Nueva York para comprobar si las Torres Gemelas seguían estando allí porque creía que la emisión en directo de los atentados del 11-S era parte del guión de su reality show. Si seguían estando allí, confesó, podría demostrar a los demás, y a sí mismo, que todo era un montaje. Otro paciente confesó a los psiquiatras su intención de acudir a lo más alto de la Estatua de la Libertad convencido de que los guionistas le reunirían allí con el “amor de su vida”. Si al llegar ella no estaba, el paciente estaba dispuesto a saltar al vacío.
A diferencia de otras enfermedades como el síndrome de Capgras, en el que el paciente cree que sus familiares han sido reemplazados por impostores, o el síndrome de Frégoli que consiste en creer que las personas conocidas no son quienes dicen ser aunque tengan el mismo cuerpo, el mal de Truman tiene la particularidad de implicar una conspiración a nivel mundial. Todo esto nos lleva a pensar que vivimos en una sociedad excesivamente vigilada y videocontrolada, que afecta las capacidades de los más expuestos a este tipo de paranoias y los convierte en un distorsionado pero certero reflejo de la cultura que en que viven. Lo bueno es que por ahora no parecen ser personas tendentes a la violencia, pero pueden resultar peligrosas para su propia integridad. Eso sí, como se pongan agresivos les apago las cámaras ahora mismo y los envío a casa sin cobrar.