Tras la impresionante avalancha de críticas contra la nueva ministra de Cultura(alias Sinde) por su postura contra las descargas, parece que repliega velas y afirma que se va a sentar a escuchar al sector de los que se oponen a su radical posicionamiento. La Red asiste cautelosa a esta mano tendida pues aunque no existan muchas esperanzas de resolver nada, al menos la ministra ha realizado un gesto de buena voluntad.
El tiroteo mediático que ha sufrido la nueva ministra de Cultura parece haber dado sus frutos. Las famosas frases que tan tristemente han hecho célebre a Doña "Terror de Internet", incluso antes de aceptar le cargo, han dado paso a una postura más dialogante, orientada a escuchar las opiniones de los Internautas. La nueva jefa del ministerio más odiado del país (incluso que Hacienda) se propone entablar un diálogo social con una de las partes en conflicto que antaño había sido despreciada y vilipendiada. En la gala de los Goya la guionista enardeció a sus oyentes con un encendido discurso contra la piratería y las descargas ilegales, sin embargo, sus primeras palabras tras su toma de posesión ayer en el Ministerio viraron hacia una dulcificación del mensaje que con tanta vehemencia defendió entonces. No se sabe si este cambio de actitud se debe al peso de la responsabilidad que ejerce un cargo como el suyo o simplemente estamos ante la “politización” de la persona, que no puede evitar asumir el rol propio de los gobernantes en cuanto toman el poder. Entiéndase “politización” como la capacidad de entablar diálogos de sordos que se convierten en meros escaparates públicos donde exhibir una imagen de tolerancia pero que nunca avanzan hasta los hechos necesarios para llevar a cabo una negociación efectiva. Algunos lo llaman talante.
Sinde declara con una espléndida sonrisa de alto talante “hoy día, internautas somos todos”. Y lo dice con ese paternalismo del que se arroga la potestad de perdonar a los criminales, en un plano de superioridad moral desde el que mira hacia abajo con cierto halo de condescendencia y falsa cercanía: Pecadores somos todos.
Internet ha reaccionado como nunca ante el nombramiento sorprendente de esta guionista como responsable del ministerio de Cultura. En pocas horas la Red se ha llenado de páginas rebeldes en contra de Sinde y de artículos cargados de indignación por la increíble falta de ética que muestra el gobierno al colocar al zorro dentro del gallinero. Por lo pronto ya se ha puesto en marcha la Web SINDEscargas.net que muestran su enfado recopilando los diferentes artículos que van apareciendo por la Red sobre el asunto. Por otro lado, el grupo de Facebook contrario a la ministra, ya va por los 7.000 miembros (y creciendo). Y tenemos que sumar al grupo de twitter y las nuevas páginas, como sindemocracia.net que se han unido contra este despropósito con ojos de gacela y sonrisa de manzana envenenada.
Como anécdota hay que celebrar que González-Sinde ha cumplido 44 años justo el día de su juramento en el cargo. Vaya regalo que le acaban de hacer desde el gobierno. Ni más ni menos que unos 6.000 euros de sueldo vitalicio y el poder absoluto para convertir el país en un paraíso fiscal para la SGAE y para los artistas que sean afines a su cuerda. De todos modos, Sinde dice que tiene mucha ilusión y ganas de «estudiar y estudiar» estos días de fiesta (falta le hace). «Éste es un reto muy bonito –aseguró-. Espero que tener un creador o una persona de la cultura al frente de este Ministerio sea para bien».
Y nosotros esperamos que escriba un guión de altura para resolver el conflicto que le acaba de traspasar a su cartera el anterior ministro de Cultura. Porque los Internautas, esos seres extraños y oscuros que pululan por Internet, con parches en el ojo, garfios en garra y loro al hombro, ya hace tiempo que dejaron de creer en los políticos. Quizá una artista que ha sido capaz de crear guiones tan magistrales como el de "La Buena Estrella"(film que recomendamos vívamente), consiga escribir una película nueva donde romper en aplausos y hasta derramar alguna lágrima de júbilo (déjenme soñar).