La RIAA viene haciendo todo lo posible (y lo imposible también) para que la piratería disminuya. Por supuesto, atacar las bases ideológicas, culturales, sociales y económicas es demasiado complejo y laborioso, por lo que va directo a morder las colas, cercenar libertades y a perseguir y sancionar a quienes tengan la osadía de descargar ilegalmente o compartir un contenido bajo el halo de su protección. Lo que pasa con The Pirate Bay es una muestra de ello, pero incluso las corporaciones gigantes pueden recibir reveses parcialmente noqueadores, como el que recibió la RIAA al darse a conocer una información que afirma que los usuarios de P2P comprán más música que los usuarios normales. Si todos pirateamos, ¿quién compra la música? Nosotros.
La piratería se baja de los barcos; se hace ola.
Pero el dinero consola y la protección de lo nuestro mola.
Moral, interés y dólar,
la lucha es una sola.
La canción se oye por los altoparlantes con más fidelidad de la ciudad, con los derechos de reproducción resueltos en el escritorio, sin disimular ni por asomo la verdadera razón de la lucha que llevan adelante. La piratería, su enemigo público número uno, se ríe un poco de la canción y se la descarga del torrent como para satirizar la propia génesis y objetivos de la misma. Y entonces la canción se transforma en marcha militar y persigue con estrofas convertidas en artículos de ley a todo aquel que ose burlarse de la moral, el orden y el buen vivir del capitalismo corporativo, que de compartir sólo quiere escuchar cuando tiene alguna deuda que no quiere afrontar solo.
Con diferentes estadísticas e informaciones salidas de quienes tienen el rostro envejecido ante la preocupación sobre sus arcas, internet y los medios de comunicación se han llenado de palabras en contra de usuarios compartiendo todo tipo de archivos. En ellas, con eufemismos recetados por filólogos de la hipocresía se habla sobre cómo los que comparten son delincuentes modernos que no participan de la economía comprando y nutriendo el proceso de producción y reproducción del contenido que tanto les gusta. Pero bien se dice que es mentira la verdad, y un estudio reciente le ha dado un nuevo cachetazo a las estadísticas por las cuales se quiere condenar a los que, por ejemplo, descargan música. ¿Qué dice? Que los usuarios de P2Pcompran un 30% más de música que los usuarios “normales”.
Caras se deforman y rostros caen al piso, como argumentos que se destrozan ante un huracán de realidad que resulta irrefutable cuando proviene de la American Assembly, un foro independiente de asuntos públicos que está afiliado a la Universidad de Columbia y que la misma RIAA ha utilizado en distintas ocasiones para mostrar algún dato u otro sobre diversas prácticas inconvenientes para la industria musical. El estudio explica que quienes se autodefinen como usuarios de redes P2P o directamente se hacen cargo de descargar contenido ilegal escuchan mucha más música y tienen bibliotecas de música más amplias que la media de usuarios que no usan P2P ni descargan ilegalmente. Hasta aquí es algo que uno puede suponer, pero donde el estudio rompe algunos preconceptos es cuando asegura que los usuarios de P2P consultados en Estados Unidos compran un 30% más de música digital de forma legal que su contraparte moral y correcta.
Quienes más piratean son quienes más gastan dinero en música. Esto es algo que ya se viene afirmando en muchos estudios que toman tanto a la referencia mundial en cuanto a consumo (el usuario norteamericano) y también a los europeos, por el ingreso per cápita. La diferencia entre los que comparten, copian, ripean, piratean y otros con la de quienes no hacen nada de esto (o dicen no hacerlo) es mayor en Europa y se puede apreciar muy bien en el gráfico. Lo interesante del estudio es que otra vez se pone foco en que lo que más nutre a la copia de música es la copia directa desde discos rígidos, DVD y otros medios entre familiares y amigos. Esto es algo que incluso la RIAA había descubierto y nunca publicado hasta que los datos se filtraron a la web en Julio de este año.
Las conclusiones las tomas tu y nos cuentas qué te parece esta nueva información que viene a nutrir el debate sobre el compartir contenido y sobre qué tan real es la afección que tiene sobre la economía. ¿No será que la piratería también sirve como puerta hacia el conocimiento de bandas que normalmente no están fuertemente promocionadas? ¿No será que muchos de esos artistas y bandas conocidos sólo por la piratería luego obtienen compras de discos y entradas a recitales de público “inesperado?¿No será que, al final, la piratería colabora en varios aspectos con el crecimiento de la industria musical? Ingenuidad al costado, habrá que analizar todo para seguir dando debate.