A Facebook le gustan sus números. Cada vez que tiene que salir a decir la cantidad de gente que está registrada en su plataforma, compartiendo su vida y guardándola en archivos con su nombre en la solapa, Facebook sonríe, entre orgulloso e interesado. Pero un día Facebook se cansa y de repente ya no quiere que su número de registrados esté inflado por cuentas falsas con las que se hacen estafas y que además no sirven como objetivos comerciales, ya que el perfil falso de una persona no es redituable. Es así que empieza a bloquear cuentas y a solicitar datos personales más íntimos, como el número de documento de identidad o una foto real de la persona detrás de la cuenta bloqueada. ¿Prevención y control o voracidad por los datos privados? No lo sabemos. Pero si Facebook pide tu documento, ¿se lo darías?
Pongamos las cosas en perspectiva. Facebook tiene más de mil millones de usuarios registrados, y así como en un pueblo de 500 personas de vez en cuando hay algún hecho delictivo, en Facebook estos se llaman estafas o scams y suceden todo el tiempo. Por más que sea en un medio de accionar limitado y con ciertas barreras impuestas por la virtualidad de la plataforma, Facebook es una aglomeración de datos y personas que resulta sumamente complicada de administrar. La cuestión no está en la correcta organización, comparación, asociación y distribución de datos personales de sus usuarios, sino en saber cuándo un usuario es una persona real y cuándo no. El fenómeno que se da en Twitter sobre los perfiles falsos de famosos es una epidemia en Facebook, donde la gente se hace hasta tres Facebooks o más con distintas identidades e intenciones. Ante esto, Facebook ha tomado una posición bastante cruda y ha resuelto bloquear las cuentas sospechosas de ser falsas.
No se trata de un scam (por ahora)
Actuando según lo establece en sus Términos de Servicio (ToS), en el que deja en claro que las cuentas no pueden ser falsas y que los nombres de usuario deben corresponderse a una persona o empresa real, Facebook comenzó a bloquear cuentas y, como siempre, algunos inocentes cayeron en la volteada. Al estar en frente de un correo electrónico que indicaba el bloqueo de sus cuentas y les pedía que proveyeran su número de documento de identidad o incluso una foto certificada por su gobierno (con un sello o firma, como las que vemos en los documentos personales), los afectados tomaron el requerimiento como parte de algún tipo de nueva estafa. Esta vez se trataba de la nueva política de Facebook, que pide a sus usuarios bloqueados que provean de esos datos para corroborar que su cuenta de Facebook es real y que no se trata de una cuenta para realizar estafas, spam o acosar gente, entre otros usos menos dañinos.
Dar o no dar, esa es la cuestión
Ahí es donde la cosa se pone jugosa, pues de acuerdo a Facebook, la información solicitada debe proveerse de forma obligatoria para poder continuar teniendo tu cuenta, pues sólo con la exacta asociación entre tu nombre y fecha de nacimiento verdaderos con lo indicado en un documento de identidad podrán tener la certeza de que eres tú. Asimismo, la red social avisa que luego de cotejar los datos, los documentos oficiales presentados por los usuarios serán eliminados de la base de datos de Facebook. Y como siempre, aquí es donde comienza el debate, pues hay que analizar tu accionar. O le das la información a Facebook y te reúnes con tu cuenta desbloqueada o le dices adiós a la red social (hasta que te hagas otra cuenta usando otro correo electrónico). Si ya tomaste la decisión y decides que le darás tu documento a Facebook, te recomendamos que antes te comuniques con el soporte de Facebook y le pidas la causa concreta de tu suspensión.
Una reflexión posible
En todo tipo de trámite y suscripción a servicios estatales o privados hay una casilla en la que el interesado debe rellenar con su documento de identidad. Son esos 10 o 15 números los que, por sobre el nombre, identifican a una persona y la asocian a un registro de ciudadanos. Personalmente he trabajado en varios rubros y siempre vi, escuché y leí cómo las personas dan su número de identidad sin titubear demasiado. Sin embargo, cuando quien pide estos datos es una compañía en internet, el impacto es otro. De repente ya no se siente tanta soltura y confianza para proveer este número y hasta una alerta sobre nuestra privacidad empieza a sonar aturdidoramente. Si bien preferiría no darle nada más a Facebook de lo que ya le doy todos los días, la honestidad y la coherencia me hacen preguntarme: ¿Cuál es la diferencia entre brindarle el documento de identidad a Facebook o a una financiera para que te den una tarjeta de crédito nueva? ¿Parecen más seguras y confiables las compañías físicas, como la operadora de telefonía, que un servicio en internet? ¿Acaso creemos que no somos rastreables a través de suscripciones al cable, o es la aglomeración agresiva de datos personales de Facebook lo que nos pone nerviosos? ¿Existe alguna o al final es la ilusión de que lo tangible de una hoja impresa es mucho más tranquilizador que un formulario HTML? ¿Lo es? A pensar, pues el botón de borrar cuenta está siempre ahí, a la mano.