Aunque lo parezca, no se trata de ninguna organización ecologista formada por cívicos microorganismos dedicados a montar manifestaciones en las cumbres del G8. Pero casi, porque unos científicos norteamericanos investigan una bacteria prodigiosa, capaz de purificar metales tóxicos y pasarlos a sustancias inocuas. Pueden llegar incluso a limpiar metales como el uranio, el tecnecio y el cromo. Esperamos verla pronto en acción, zampandose todo residuo que encuentre a su paso. Cuanto más glotona, mejor.
No me imagino a esta bacterias con pancartas en ristre y gritando a los altos mandatarios ¡nucleares, no gracias! Pero es cierto que, si esta investigación que está llevando a cabo Brian Lower (Universidad Estatal de Ohio) llega a buen puerto, podrían contribuir de una manera considerable a establecer un nuevo marco ecológico donde los residuos nucleares no serían tan problemáticos como ahora. La fascinante peculiaridad de estos pequeños seres radica en que son capaces de purificar materiales considerados tóxicos, de tal manera que sus componentes contaminantes son eliminados. Su nombre completo es Shewanella Oneidensis y se trata de una proteobacteria que comparte categoría taxonómica con otras bacterias tan conocidas (y dañinas) como la Salmonella o el Helicobacter. Pertenece la clase de las gammaproteobacterias y al orden de las alteromonadales. Paradójicamente, su pariente más cercana, la Shewanella putrefaciens, es la que se encarga de corromper el pescado y el marisco hasta convertirlo en un despojo hediondo y sumamente perjudicial para la salud. Suele encontrarse de forma natural en los suelos de cualquier parte, incluidos los cementerios nucleares como el de Hanford, situado en el estado de Washington (Estados Unidos). Buen currículum para una simple bacteria.
Nuestra protagonista ha sido observada por varios microscopios de forma combinada y se ha logrado comprender cómo esta bacteria consigue descomponer químicamente las sustancias metálicas para extraer su oxígeno. Dicho coloquialmente: estos diminutos microorganismos son capaces de arrancarle al metal su componente de oxígeno para alimentarse. Vamos, que si fueran personas podrían comer recortes de lata con total tranquilidad. Y este potencial es el que los científicos de la Escuela de Recursos Naturales y Medioambientales de la Universidad Estatal de Ohio, pretenden aprovechar para purificar remanentes tóxicos de la actividad nuclear como son el uranio, el tecnecio y el cromo. La particularidad que muestran estas bacterias es que a pesar de encontrarse en el subsuelo o sumergidas bajo el agua, tienen la propiedad de obtener la energía que necesitan mediante el procesamiento de metales para obtener ese oxígeno que se les niega en las condiciones anteriormente apuntadas. El profesor Lower explicó que se trata de una especie de “respiración antigua” que utilizan estas bacterias cuando no pueden disponer de oxígeno por culpa de unas condiciones adversas. "Este tipo de respiración es fascinante desde un punto de vista evolutivo, pero estamos también interesados en cómo podemos utilizar las bacterias para remediar contaminantes tales como compuestos de uranio, tecnecio y cromo", concluye.
Se espera que los científicos, mediante complejas técnicas de ingeniería genética, logren transformar una cepa de Shewanella con la capacidad de purificar sitios contaminados por residuos nucleares, con una eficacia superior a la de los medios empleados actualmente. Además, uno de los mayores peligros de estos residuos tóxicos reside en la solubilidad que muestran en el medio acuático. Esto representa una amenaza, sobre todo con respecto al suministro de agua local, porque el contaminante puede llegar por las capas inferiores de la tierra. Sin embargo, las Shewanella pueden convertir los compuestos metálicos en sustancias insolubles y quedarse almacenadas en el mismo lugar, impidiendo extenderse a los contaminantes. Si estos científicos tienen suerte con su investigación, pronto tendremos devoradoras de residuos nucleares inflándose de hamburguesas de Uranio y zumos de tecnecio.