Algunas películas no pasan a la historia por su trama o su calidad general, sino porque lograron enseñar algo al público que desafía la lógica y los sentidos. Existen varios casos compatibles con esta condición, pero uno de los más mediáticos es el de «Sh! The Octopus», filme del año 1937 que presenta una transformación en tiempo real digna de cualquier plataforma CGI. La mejor parte es que el truco es bastante fácil de reproducir en la actualidad, siempre y cuando se decida filmar en blanco y negro…
Un par de meses atrás hablamos sobre las técnicas principales que utilizó el mundo del cine para «miniaturizar» a los personajes en ciertas películas. Al mismo tiempo existieron desarrollos que no apuntaban a presentar trucos, sino a mejorar la calidad visual de cada filme, como fue el caso del Technicolor. A medida que aparecieron nuevos recursos y los costos bajaron, el número de proyectos con «efectos especiales» siguió aumentando, dejando al público boquiabierto aún con las limitaciones que tenían en aquella época. De hecho, algunas de esas limitaciones eran críticas para el correcto funcionamiento de un truco visual. Uno de los ejemplos más contundentes se encuentra en la transformación de «Sh! The Octopus», del año 1937:
En primer lugar debo pedir disculpas por el masivo spoiler si alguien planeaba ver a esta película, y en segundo lugar, el año de su creación es efectivamente 1937. Entonces, ¿cómo es posible que un personaje se transforme frente a la cámara en tiempo real sin la ayuda de digitalización o cortes misteriosos? Como mencioné más arriba, el uso de blanco y negro es fundamental para la ejecución del truco, pero en segundo plano depende de filtros, luces, y color. Su creación fue Karl Struss, uno de los pioneros del cine 3D, quien lo aplicó en la adaptación del año 1925 de Ben-Hur, en la escena de las leprosas. Sin embargo, Struss logró perfeccionar su truco en «Dr. Jekyll & Mr. Hyde» de 1931.
Básicamente, el actor recibe maquillaje especial de un color específico (azul o rojo) exagerando sombras y contornos, y al colocar un filtro frente a la lente o al iluminar su rostro con una luz del mismo color, dicho maquillaje se vuelve «invisible». Al retirar el filtro o aplicar la luz opuesta (digamos, fuente azul sobre maquillaje rojo), el contraste es inmediato, presentando la transformación. Un ejemplo más «moderno» que no depende de la filmación blanco y negro pero comparte una mecánica similar es el vídeo «Figure It Out» de Royal Blood, que intercambia filtros rojos y azules según la escena.