Un grupo de científicos reunidos en la conferencia “The Sound of Silence”, que se lleva a cabo en la Universidad de Arizona, discuten formas de mejorar la perfomance del programa SETI, que tras tantos años de funcionamiento ininterrumpido no ha logrado aún encontrar formas de vida extraterrestre
El proyecto SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) lleva muchos años funcionando en la búsqueda de inteligencia extraterrestre, en los cuales ha recibido desde siempre el apoyo de numerosas compañías de hardware, software y desde luego, de la comunidad científica internacional.
Otro grupo que ha contribuido desde siempre al proyecto ha sido el del software libre pero lo cierto es que desde su puesta en marcha SETI no ha sido capaz de encontrar tan siquiera una muestra de vida extraterrestre.
Desde luego, nade dijo nunca que sería sencillo hacerlo y que sucedería el primer mes, año o siquiera en la primera década. Pero los años pasan y no hay una sola muestra de vida fuera de nuestra atmósfera.
Eso ha llevado a que los científicos reunidos en la conferencia The Sound of Silence, en la Universidad de Arizona, estén planteando la necesidad de modificar el método de búsqueda.
Es que como bien plantea Richard Gott, de la Universidad de Princeton, no se puede seguir en la postura pasiva que el proyecto tiene en la actualidad ya que si los extraterrestres hicieran lo mismo, estaríamos todos escuchando a la espera de cruzarnos con alguna señal. En lugar de eso lo que muchos reclaman es que el proyecto SETI sea más activo y “salga” a buscar señales.
Paul Davies, un investigador australiano, afirma que es un error asumir que los extraterrestres se comunican de la misma manera que lo hacemos nosotros, algo que podía sonar lógico hace 50 años pero que hoy día queda claro está mal.
Hoy, más que nunca sigue vigente la paradoja de Fermi, el físico italiano que en 1950 preguntó exasperado a sus colegas, durante una cena, “¿Dónde están (los extraterrestres)?”.
Fermi había estado previamente señalando que si hay mas de 250.000 millones de estrellas tan solo en la Vía Láctea, y más de 70.000.000 de millones en el universo conocido, es prácticamente imposible, sino irracional, pensar que somos el único planeta o estrella con vida inteligente.
Los asistentes a esa cena con Fermi quedaron en silencio, y tras unos segundos asintieron, y la famosa pregunta quedó para la posteridad conocida como “paradoja” de Fermi.
Entonces es cuando la ciencia toma otros aspectos en cuenta, como el hecho de que la Vía Láctea tiene 1.800 millones de años más que el Sistema Solar, por lo que de haber civilización allí debe ser una sumamente avanzada y compleja.
Y justamente pensando en esa “antigüedad” del universo comparado con el planeta tierra y el sistema solar, es que algunos plantean pocas posibilidades para justificar el “gran silencio” como se conoce a la ausencia total de contacto en los 50 años que se llevan de búsqueda.
Algunos plantean que somos los únicos en todas las galaxias del Universo, o si hay otra civilización se encuentra en el punto más alejado y jamás haremos contacto, excepto que suceda de manera casual.
Otros suponen que puede haber vida extraterrestre pero que no tienen interés en contactarnos, de modo que ni lo hacen ni se dejan detectar por el proyeto SETI.
Por último, están quienes piensan que debido a la gran antigüedad del resto del universo, es probable que hayan existido otras civilizaciones que ya se encuentren extintas.
El tercer punto es el que suena más lógico para la mayoría de los presentes en el evento “The Sound of Silence”, por ello urgen a buscar una mejora en el proyecto SETI que nos permita encontrar, si es que existe, alguna forma de vida inteligente o en su defecto algún otro planeta en el cual el ser humano pudiera potencialmente vivir. Es que algunos, como Sir Martin Rees, astrónomo de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) los humanos tenemos un 50% de posibilidades de terminar vivos como especie a fines del siglo XXI. ¿Suena aterrador verdad? ¿Ilógico?
No para Rees, que argumenta, con algo de razón, que desde los comienzos de la civilización el ser humano ha estado agotando los recursos naturales a pasos cada vez más agigantados, a la vez que busca la forma de exterminar a los que piensan distinto o se ven distintos, y siempre con armas más poderosas.
Parecido a lo que alguna vez dijo Einstein: “No se que armas se utilizarán en la Tercera Guerra Mundial, solo se que en la Cuarta Guerra se utilizarán piedras y palos”.
La gran esperanza del proyecto SETI es el arreglo telescópico Allen, financiado por Paul Allen, y que planea instalar 42 torres satelitales para acelerar el trabajo del proyecto.