La mejor forma de compartir ciencia con los más pequeños es a través de experimentos que ellos mismos pueden hacer, siempre y cuando un adulto los supervise. Desde las baterías hechas con papas y limones hasta la combinación explosiva de Mentos y Coca-Cola dietética, algunos de los experimentos son en verdad sorprendentes, pero uno que se ubica varios escalones por arriba es la Serpiente del Faraón o Serpiente Negra. Bicarbonato de sodio, azúcar, arena, un poco de alcohol y una buena llama son más que suficientes para dejar libre a este reptil químico.
Desde un punto de vista técnico, la Serpiente del Faraón y la Serpiente Negra son dos experimentos diferentes. Ambos producen resultados similares debido a su impresionante reacción intumescente (en otras palabras, se hinchan), sin embargo, existen cambios importantes en la lista de materiales involucrados. La Serpiente del Faraón original es más contundente, pero requiere la intervención del tiocianato de mercurio (II).
Por un lado, la Serpiente del Faraón se convirtió en un fuego artificial muy popular entre los más pequeños, y por el otro, los casos de envenenamiento vinculados su humo cargado de mercurio y las muertes provocadas por el consumo accidental del sólido llevaron a su prohibición.
Serpiente del Faraón
La versión más amigable «y» la que recomendamos reproducir es la Serpiente Negra. A un lado queda el tiocianato, cediendo su lugar a una mezcla especial de bicarbonato de sodio y azúcar (en lo posible «glas», también conocido como «impalpable»). En la mayoría de las demostraciones he visto una proporción de 4 a 1, o sea, cuatro cucharadas de azúcar por una de bicarbonato, pero no por nada se le llama «experimento».
La idea es probar otras proporciones, y obtener la serpiente más grande. La mezcla es colocada en el centro de un recipiente lleno con arena fina, y el resto se reduce a mojar la arena con alcohol (fluido para encendedores es otra opción viable). Acercamos una llama, y esperamos.
¿Por qué sucede esto? La combustión del azúcar (siempre que haya buena disponibilidad de oxígeno) da lugar a dióxido de carbono y vapor de agua. Su descomposición térmica produce carbono y vapor de agua, y la descomposición térmica del bicarbonato entrega carbonato de sodio, dióxido de carbono y vapor de agua. La serpiente en sí es carbonato de sodio, y el carbono que la hace «negra». Una cosa más: Si bien nadie debe consumir a la serpiente, se puede arrojar a la basura sin inconvenientes.
(Del Archivo de NeoTeo, noviembre de 2017)
Algun día, cuando tenga un hijo y este me pregunte como nacen los niños, le mostraré este experimento. Ya verás las risas XD !
Señor Anónimo, usted es diabólico. XD