Se supone que usar una semilla debería ser tan sencillo como plantarla en un lugar adecuado. Sin embargo, un maraña de patentes, licencias y derechos intelectuales está causando un verdadero dolor de cabeza a agricultores en todo el mundo. Ahora, gracias a la Open Source Seed Initiative, todos los interesados podrán adquirir 29 variedades de semillas, completamente open source, sin ninguna restricción.
Cualquiera puede ir a un vivero (o también semillero) y comprar semillas para comenzar su propia huerta. Claro que, eso representa un volumen relativamente bajo, pero a la hora de sembrar campos enteros, la historia es mucho más complicada. Parece absurdo que un agricultor deba pagar una licencia (casi como una suscripción) cada vez que decida plantar. El primer nombre que surge es el de Monsanto, algo así como el Emperador Palpatine de la agricultura. Su soja Roundup Ready resistente al glifosato (que también fue inicialmente desarrollado por Monsanto en 1970) ha disparado toda una serie de conflictos legales a nivel global, no sólo por su aplicación, sino por sus restricciones en materia de propiedad intelectual. Con más de 140 demandas legales en trece años (1997-2010), y otros 700 casos cerrados fuera de la corte, el rechazo a Monsanto (además de otras compañías con las mismas prácticas, como DuPont o Syngenta) y sus semillas propietarias es considerable. La solución para evitar este conflicto es obvia: Generar semillas de código abierto, sin rastros que puedan ser vinculados a patentes establecidas.
Así nació la Open Source Seed Initiative, creada por la Universidad de Wisconsin. Un total de dieciséis plantas divididas en 29 variantes son las que componen la lista inicial de semillas open source. Cebada, mostaza, lechuga, zanahoria, apio, pimienta y quinoa son algunos de los ejemplos. En esencia, cualquiera puede usar estas semillas, siempre y cuando no sea su intención convertirlas en un producto propietario, y toda planta derivada derivada de ellas también será de código abierto. La OSSI busca instalar un mecanismo alternativo a lo que vemos hoy en todas partes: Campos enteros sometidos a restricciones legales y tecnología patentada, que obliga al agricultor a extender su uso bajo parámetros que no puede controlar.
En lo personal, espero que puedan incorporar otras plantas, como maíz y la controvertida soja. Nadie en su sano juicio podría estar en contra de una idea como abrir semillas al dominio público, pero al mismo tiempo causa un poco de tristeza. Haber llegado al extremo de patentar semillas y demandar agricultores es penoso, y no parece haber nada que indique un cambio en el corto plazo. Las compañías argumentan que si no pueden monetizar y proteger intelectualmente sus productos, todos esos millones en investigación y desarrollo desaparecerán, pero la OSSI tal vez haya encontrado una forma diferente de hacer las cosas. Si quieres ayudar, tienes dos opciones: A través de donaciones, o comprando un “set” de semillas open source en su página oficial, a un precio de 25 dólares. No hay detalles sobre envíos internacionales, pero imagino que el costo debe estar incluido.