Finalmente, llegará el día en que se extinga completamente la vida en la Tierra. Puede ser mañana o dentro de millones de años, pero ocurrirá. Dejando las especulaciones de lado, hasta donde sabemos, es el único sitio del Universo que posee vida. Pero existe la posibilidad de sembrar las semillas de la vida terrestre en el espacio, para que se desarrolle en planetas jóvenes de sistemas solares ubicados a muchos años luz de distancia. Si dicha empresa fuese realmente posible, ¿tenemos la obligación moral de hacerlo, para proporcionar a nuestra línea evolutiva la oportunidad de continuar de manera indefinida?
Aunque no nos guste la idea y evitemos pensar en ello, los días de la vida en la Tierra están contados. Obviamente, no sabemos cuántos son, pero es inevitable que los seres vivos que poblamos este planeta nos extingamos en algún momento. Aunque fuésemos capaces de evitar destruirnos mediante alguna guerra nuclear o bacteriológica y el cambio climático resulte ser un cuento para asustar a los niños, en algún momento -dentro de miles de millones de años- el Sol se expandirá y en el proceso arrasará el planeta. No habrá nada que hacer. Cada planta y animal de la Tierra morirá, sin importar su tamaño o el escondrijo en que se encuentre. A pesar de nuestros esfuerzos, especulaciones y de lo que parecen indicar algunas sondas planetarias que hemos enviado a los planetas y lunas del Sistema Solar, lo cierto es que nuestro planeta es -hasta ahora- el único sitio del Universo que posee organismos vivos. Hasta donde sabemos, cuando desaparezca de la Tierra la vida habrá desaparecido del Universo. ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Probablemente.
Para Michael Mautner, un profesor de Química de la Virginia Commonwealth University, sembrar la vida por el Universo no es sólo una opción, sino una verdadera obligación moral. Para Mautner, los casi 4 mil millones de años de evolución que cargamos sobre nuestras espaldas nos confieren el derecho y la obligación de propagar la vida. Después de todo -dice el profesor- el propósito último de la vida no es otro que la auto perpetuación. ¿Como podríamos llevar vida a otros rincones de la Galaxia? ¿Somos capaces de enviar organismos que puedan reproducirse a planetas lejanos? Mautner dice que la elaboración de misiones encargadas de realizar tareas de “panspermia dirigida” pueden lograrse con la tecnología actual. “Tenemos la obligación moral de elaborar planes para la propagación de la vida, incluida la transferencia de la vida humana a otros sistemas solares que puedan previamente modificarse a través de la actividad microbiana, para que sean capaces de desarrollar y sostener formas de vida compleja”, explica Mautner. “Asegurar el futuro de la vida puede dar a nuestra existencia un propósito cósmico”, se entusiasma.
Mautner ha publicado un interesante artículo en el Journal of Cosmology, donde explica en su plan. La estrategia básica consiste en depositar una serie de organismos primitivos sobre los planetas potencialmente fértiles de todo el universo. Al igual que las primeras forma de vida que aparecieron sobre la Tierra, organismos simples como las cianobacterias podrían ser utilizados como “semillas” en otros planetas, enviándolos allí para que digieran los gases tóxicos (como el amoníaco y el dióxido de carbono que abundaba en la Tierra primitiva) y producir otros, como el oxígeno, necesarios para la evolución de especies más complejas. Mautner cree que podríamos incrementar nuestras posibilidades de éxito si las “cargas microbianas” que enviamos incluyesen una variedad de organismos con diferentes tolerancias ambientales, y robustos organismos multicelulares como para acelerar el proceso de la evolución. Estos organismos pueden ser incluso depositados sobre asteroides y cometas que harían las veces de vehículos interestelares, o directamente enviados a los planetas de destino a bordo de sondas espaciales.
Puede sonar como un plan ambicioso, dado que apenas si hemos comenzado a enviar robots a los planetas de nuestro sistema, pero puede que dentro de no muchos años podamos hacer lo que propone en profesor. Mautner ha identificado “terrenos fértiles potenciales”, incluidos algunos planetas extrasolares, discos de acreción girando alrededor de estrellas jóvenes o nubes interestelares que contienen los materiales necesarios para crear -algún día- estrellas. La misión Kepler, por ejemplo, puede identificar cientos de planetas extrasolares compatibles con algunas formas de vida simples de la Tierra, y los astrónomos ya conocen la ubicación de varios discos de acreción y nubes interestelares que podrían servir como blancos. Algunos de estos hábitats potenciales se encuentran en el rango de distancias comprendidos entre 20 y 500 años luz. El punto de vista de Mautner parece tener sentido. Después de todo, sería una verdadera lástima que algo tan valioso como la vida desaparezca completamente junto con la Tierra.
Sin embargo, puede que no sea un proyecto para tomarlo a la ligera. En primer lugar, no estamos completamente seguros que en los destinos elegidos no exista alguna forma de vida autóctona. Apenas si somos capaces de determinar la existencia de exoplanetas, así que mal podemos saber si están poblados de alguna forma de vida local o no. ¿Qué efectos tendría el “desembarco” de una colonia de cianobacterias terrestres en un planeta cuyas formas de vida están comenzado a evolucionar? Podría darse el caso que intentando propagar la vida, acabamos con la diversidad que muy probablemente pulula ahí fuera. Obviamente, creer que podemos hacer algo tan ambicioso como “llevar la vida de la Tierra al resto del Universo” está completamente fuera de nuestro alcance. Solo la Vía Láctea, nuestra galaxia, tiene unos 100 mil años luz de ancho. Y las distancias que nos separan de otras galaxias son varios ordenes de magnitud mayor. ¿Cuándo podremos enviar algún organismo a cada planeta del Universo? Posiblemente nunca. Pero si encontramos algunos sitios deshabitados y logramos insuflarles vida, estaremos asegurando -al menos durante un poco más de tiempo- la existencia de la vida terrestre. ¿Vale la pena el esfuerzo? Posiblemente. ¿Qué crees?