Hubo un tiempo, algunos años atrás, en donde los nombres más importantes del mercado estaban haciendo todo lo posible para convencer al usuario de que su próxima compra debía ser un dispositivo vestible. Hoy ya casi no lo intentan, pues los productos no estaban a la altura de las promesas. Pero el concepto de dispositivo vestible en sí tiene varias décadas de edad. Uno de los ejemplos más llamativos y mediáticos es el Seiko TV Watch, que debutó en el verano japonés de 1982.
El año 1982 fue algo así como la calma antes de la tormenta para el mundo tecnológico. Mientras que los ordenadores hogareños avanzaban a pasos agigantados, el mercado de las consolas estaba a punto de alcanzar masa crítica, lo que llevó a su colapso un año después. El salvador llegaría del Lejano Oriente en 1985, pero ese famoso sistema no era lo único en lo que estaban trabajando los japoneses.
En tierra nipona se exploraban conceptos tan avanzados que ni la más audaz de las mentes occidentales podría haberlos reproducido. Uno de esos conceptos era el de un televisor portátil. Si bien en 1982 ya existían modelos compactos que podían llevarse a todas partes, la gente de Seiko dio una vuelta más de tuerca, creando un televisor con formato de reloj. Así fue como nació el Seiko TV Watch, un “televisor vestible”.
Seiko TV Watch: Televisor de pulsera
Dependiendo de las fuentes, el Seiko TV Watch debutó en el mercado japonés durante el mes de julio o septiembre de 1982. Sus precios originales eran de 108.000 yenes para la edición DXA001, y de 98.000 yenes para la DXA002, siendo las diferencias entre ambas un detalle en negro sobre la DXA001, y la entrega de un audífono en vez de auriculares con el modelo más económico.
Como podrás imaginar, el TV Watch apenas asumía el rol de pantalla, que dicho sea de paso tenía un tamaño de 1.2 pulgadas con una resolución de 210 por 152 píxeles, reproduciendo algo así como diez tonos de gris. La unidad de sintonización era tan grande como un Walkman, y el usuario debía conectar un cable que iba desde esta unidad a la parte superior del reloj. Si a eso le sumamos los auriculares, el usuario se parecía más a un agente del servicio secreto que a alguien tratando de ver la televisión.
A pesar de estas limitaciones, el Seiko TV Watch funcionaba durante cinco horas con un paquete de baterías (una SR920W para el reloj y dos AAA en el sintonizador) y era compatible tanto con VHF como UHF. El mundo pudo ver más de cerca al dispositivo gracias a la magia del cine, y si de accesorios futuristas se trata, nadie mejor que James Bond, quien lo usó en Octopussy para… bueno, ver más de cerca a una dama (ligero NSFW, con cuidado).
La otra exposición al cine del Seiko TV Watch fue en Dragnet, la comedia de Tom Hanks y Dan Aykroyd, una película si se quiere inesperada para la colocación de un producto como este. Más de tres décadas después, el TV Watch tiene un alto valor entre coleccionistas, especialmente si la caja y los accesorios originales se encuentran intactos. Y así son las cosas: Hoy nos ofrecen toda clase de sensores y monitores en los dispositivos vestibles, pero en 1982, Seiko colocó un televisor en un reloj. Nada mal, ¿verdad?