Las propiedades de la seda de araña son en verdad impresionantes. Posee una resistencia similar a la del acero, pero su densidad le da una ventaja considerable, y puede absorber una gran cantidad de energía antes de romperse. Entonces, ¿qué estamos esperando? Si logramos sintetizar y/o producir en masa a la seda de araña, sus beneficios llegarían a múltiples campos y productos revolucionarios. El problema es que llevamos décadas tratando de resolver ese rompecabezas, y presenta un desafío tan formidable como la propia seda…
La sericicultura o cría del gusano de seda tiene más de cinco mil años. Los números disponibles sugieren que la producción anual de seda alcanza las 200.000 toneladas métricas, lo que se traduce en un mercado para nada despreciable. Sin embargo, existe otro ser vivo con una seda que podría dar lugar a toda una nueva industria: La araña. En general, la gente no tolera muy bien el estar cerca de una, pero las fascinantes propiedades de su seda nos hacen colocar cualquier fobia en segundo plano. La seda de araña carga con el potencial de reemplazar al acero y al plástico en múltiples aplicaciones. Lo único que necesitamos, es producirla en masa…
… una tarea nada sencilla. La primera barrera está en la propia naturaleza de las arañas. Por un lado, la cantidad de seda que fabrican no es muy grande, y por el otro, requieren mucho espacio para desplegar sus redes. Al mismo tiempo, las arañas suelen utilizar a la seda como alimento cuando hay escasez de presas, o cuando una araña invasora busca sabotear a su rival. Eso nos lleva a un detalle crítico: Las arañas son muy territoriales, y los casos de canibalismo están muy bien documentado.
Además, la creación de la seda en sí es compleja. Las arañas almacenan una serie de proteínas llamadas espidroínas bajo la forma de una solución. Mientras esta solución viaja por un ducto en el abdomen de la araña, las espidroínas forman cadenas y estructuras secundarias. En el ducto también se desarrollan otros procesos, como el intercambio de iones, la acidificación y la eliminación de agua. Una vez que la sustancia llega a la válvula de hilado, allí se termina de secar y transformar en fibra. En otras palabras, debemos aprender a producir, convertir e hilar la solución original. Tomarla de las arañas directamente no es práctico por una cuestión de volumen, y al usar bacterias como sustituto en su producción, los resultados son inferiores. ¿Estamos cerca? Sí, pero necesitamos reproducir el método al 100 por ciento, y luego incrementar su escala. Sin arañas radiactivas gigantes en lo posible.