Lockheed Martin, la empresa especializada en sistemas de seguridad global que emplea a más de 130 mil personas en todo el mundo, acaba de lanzar con éxito el satélite militar SBIRS GEO-1. Se trata de un dispositivo capaz de “leer” el espectro infrarrojo para conseguir la detección temprana de misiles. El satélite, que se encuentra bajo el control de la fuerza Aérea de los Estados Unidos, además de cumplir con las tareas militares mencionadas podrá observar el desarrollo de algunos fenómenos naturales.
Con un día de retraso debido a las condiciones meteorológicas adversas, el 7 de mayo a las 14:10 hora local se produjo el lanzamiento del cohete United Launch Alliance Atlas 5 versión 401, que despegó desde la plataforma de lanzamiento SLC-41 de la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, en Florida, transportando al satélite SBIRS GEO-1. Se trata de un satélite militar, construido por Lockheed Martin y destinado a reforzar la capacidad que poseen las fuerzas militares estadounidenses de recoger información, sobre todo la relacionada con el lanzamiento de misiles. SBIRS GEO-1 (Space Based Infrared System, por sus siglas en inglés) es un satélite geosincrónico de detección temprana, considerado el satélite militar de infrarrojos más avanzado que se ha desarrollado hasta el momento. Su puesta en órbita “supone un avance revolucionario en el ámbito de la detección de misiles y la inteligencia técnica en el campo de batalla.”
Para cumplir su misión el SBIRS GEO-1 cuenta con un sistema dual de sensores independientes, que potencian la alerta temprana de lanzamiento de misiles en cualquier parte del mundo. Estos sensores son elementos de barrido y visionado altamente sofisticados que proporcionan una muy buena sensibilidad infrarroja a la vez que permiten una considerable reducción en el número de repeticiones de escaneado necesarias sobre un área frente a la constelación de satélites actual. Mientras que el sensor de barrido permite vigial zonas amplias de terreno buscando evidencias de lanzamiento de misiles o fenómenos naturales, el sensor de visionado tiene la capacidad de observar áreas de menor tamaño con una mayor sensibilidad. Jeff Smith, vicepresidente de Lockheed Martin y director del programa SBIR, dice que son “conscientes de la importancia de la misión SBIRS y estamos orgullosos de asociarnos con la Fuerza Aérea de los EE.UU. en un programa de esta magnitud. Durante el proceso de desarrollo de este satélite pionero, nuestro equipo SBIRS ha demostrado un firme compromiso con la excelencia operativa. Como resultado, estamos seguros de SBIRS GEO-1 supone un hito mundial sin precedentes en las capacidades de vigilancia por infrarrojos”.
En el ejercito también están contentos, y el General de Brigada Roger W. Teague, director del área de Sistemas Espaciales Infrarrojos de Estados Unidos se ha referido al proyecto SBIRS-GEO como “el amanecer de una nueva era en la vigilancia por infrarrojos que mejorará en gran medida la seguridad nacional estadounidense en los años venideros.” Resulta interesante ver como, a pesar de las restricciones presupuestarias que pesan sobre la NASA o las dificultades que atraviesan proyectos como SETI por la falta de fondos, las aplicaciones bélicas relacionadas con el espacio gozan de muy buena salud, incluso los más onerosos (el costo total del proyecto SBIRDS se ha estimado en más de 10 mil millones de dólares). A pesar de que en este momento un sistema como SBIRS pueda parecer menos necesario que otros proyectos civiles, los Estados Unidos lo han puesto en marcha. Solo queda esperar que las mencionadas habilidades para observar “fenómenos naturales” sean de alguna utilidad para la ciencia.
A pesar de las restricciones presupuestarias que pesan sobre la NASA o los proyectos como SETI, las aplicaciones bélicas relacionadas con el espacio gozan de muy buena salud.