Después de un 2016 para arrojar a la basura, Samsung sólo tenía una opción: Reagruparse, resistir los golpes, y demostrar que todavía sabe fabricar dispositivos móviles. Técnicamente, la compañía nunca se fue a ninguna parte, pero todos esperábamos una especie de «regreso», el cual quedó confirmado con la presentación oficial de los nuevos smartphones Galaxy S8 y S8+. La apuesta de Samsung es enorme, con un rediseño completo, marcos casi inexistentes, un asistente virtual cuyas apariencias engañan, y la necesidad de pisar fuerte otra vez en el mercado premium.
Se terminó la espera. Basta de rumores e imágenes filtradas. Los smartphones Samsung Galaxy S8 y S8+ fueron presentados en sociedad, y desde cierto punto de vista podemos hablar sobre «productos bisagra» para el fabricante surcoreano. Los cambios son muchos, y de muy alto nivel. Atrás queda la etiqueta Edge, en favor de una pantalla curva sobre ambos modelos. Los marcos prácticamente han desaparecido, y sus botones principales ahora son touch. Los paneles Super AMOLED utilizan una relación no estándar, 18.5:9 para ser precisos (Samsung llama a esto QHD+), y hacen que los teléfonos se vean mucho más altos, por así decirlo.
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Los tamaños exactos son de 5.8 pulgadas en el Samsung Galaxy S8, y 6.2 pulgadas en el S8+. A pesar de esta diferencia, la resolución base es idéntica en ambos modelos, 2.960 por 1.440 píxeles. Dependiendo de la región, los smartphones adoptarán un SoC Qualcomm Snapdragon 835 (octa-core big.LITTLE, 4 x 2.35 GHz + 4 x 1.9 GHz), o un Samsung Exynos 8895 (4 x 2.3 GHz + 4 x 1.7 GHz). La memoria RAM asciende a 4 GB, y el almacenamiento interno es de 64 GB, con posibilidad de expansión vía microSD. La cámara trasera continúa en 12 megapíxeles (igual que el S7), pero el sensor frontal salta a 8 megapíxeles con autofocus. El paquete de conectividad está formado por WiFi ac, Bluetooth 5.0, NFC, y GPS / GLONASS. Los Galaxy S8 son compatibles con recarga inalámbrica (PMA y Qi), lo que automáticamente nos hace pensar en su diseño general de vidrio. Las baterías no son extraíbles (…), con capacidades de 3.000 mAh en el S8, y 3.500 mAh en el S8+. El puerto principal es USB tipo C, y sí, hay conector de 3.5 milímetros, sin perder su protección IP68.
El perfil de seguridad de los Galaxy S8 y S8+ presenta un sensor de huellas digitales ubicado en la parte trasera, pegado a la cámara (una decisión extraña e incómoda, en especial para usuarios zurdos), y un escáner de iris. Por el lado del software, Samsung decidió mantenerse en el territorio de Android 7.0, al que acompaña con su interfaz «Samsung Experience» (ex TouchWiz). Me quedan dos cosas por mencionar. La primera de ellas es Bixby. A simple vista es fácil calificar a Bixby como un asistente común, pero su objetivo es ir mucho más allá de esa definición tradicional. Bixby tiene un botón físico dedicado en el S8. Eso ya nos transmite la prioridad que tiene en la estrategia de Samsung, y su objetivo es que el usuario pueda controlar al dispositivo con la voz del mismo modo en que lo hace con los dedos. Reconocimiento de objetos, traducción dinámica y análisis contextual son algunos de sus trucos, pero todo parece indicar que el Galaxy S8 será apenas su «primer hogar». La segunda cosa para reportar es un dock, de nombre DeX. Básicamente, convierte a ambos Galaxy en ordenadores de escritorio, siempre y cuando conectemos el combo monitor-ratón-teclado. Es un concepto muy explorado, aunque difícil de implementar, y Samsung tiene el camino cuesta arriba aquí. La preventa de los Galaxy S8 y S8+ ya comenzó, con precios de 809 y 909 euros. Su disponibilidad general será el 28 de abril.