RunBot es un pequeño robot experimental que camina sobre dos piernas. Hasta aquí, nada novedoso, sobre todo si hemos visto a Asimo en funcionamiento. Sin embargo, a diferencia de otros robots, RunBot tiene pies pequeños y mantiene el equilibrio gracias a una red neuronal por un lado, y a un excelente diseño mecánico por otro.
El especialista en robótica Daniel H. Wilson dice que “cualquier humano puede calcular cómo adaptarse a diversos terrenos y cuestas, sobre la marcha.
Un diseñador de robots nunca sabe con que tipo de terreno puede encontrarse su criatura, por lo que el mejor enfoque al crear un ingenio de este tipo es dotarlo de una gran flexibilidad para solucionar nuevos desafíos en sus el propios.” Esa es la función de la red neuronal a bordo de RunBot.
No es sencillo caminar como un humano. Hay que mantener el equilibro y desplazarse mediante caídas sucesivas perfectamente controladas, caso contrario, te vas al piso. Existen dos factores importantes detrás de esta habilidad: el diseño biomecánico de las piernas y articulaciones, y las funciones de control y adaptabilidad del cerebro. Cuando la gente camina, sólo un pie a la vez está en contacto con el piso, balanceando 1.70 metros y 65Kg. o más de peso sobre una superficie de unos pocos centímetros cuadrados.
Los especialistas alemanes y escoceses creadores de RunBot solucionaron el problema mecánico de la cadera, la rodilla y el torso el año pasado. Su diseño biomecánico es responsable del 50% del éxito de RunBot. El resto, es merito de su “cerebro”.
La red neuronal de RunBot va acumulando experiencia y automodificandose luego de cada cada fracaso, haciéndose cada vez más eficiente al caminar. Luego de algunos intentos y golpes, puede aprender a subir una cuesta, tal como lo haría un niño. Esto es posible, en parte, gracias a una serie de sensores infrarrojos a modo de “ojos” que le permiten reconocer el terreno y sus características.
Al igual que un humano, cuando camina a lo largo de un camino recto y liso, RunBot emplea muy poco poder de cálculo. Pero cuando debe doblar en las esquinas o subir una cuesta, tiene un problema más complejo para resolver. Ahí entra en juego el poder y flexibilidad de la red neuronal que hace las veces de “cerebro” de RunBot.
¿Necesitarnos preocuparnos por robots bípedos asolando las ciudades? “No me preocuparía,” dice Wilson, autor del artículo “Cómo sobrevivir una sublevación robótica”. En realidad, lo preocupante no es la forma de desplazamiento que se emplee, sino la tendencia a dotar de armamento a sistemas autónomos que hemos comentado antes en NeoTeo.
Por lo pronto, RunBot camina sin armas.