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Rosetta y el cometa: Un viaje de diez años

Rosetta abandonó nuestro planeta el 2 de marzo del año 2004. Han pasado exactamente diez años, cinco meses, y cinco días. Y fue ayer cuando lo que probablemente sea una de las misiones más importantes en la historia de la Agencia Espacial Europea llegó a su destino definitivo, el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. La historia de Rosetta y el cometa ha cerrado su capítulo más largo, pero queda mucho por delante…

Si todo sale bien, esta no será la última vez que hablemos sobre la misión Rosetta. Su encuentro con el cometa es observado por el mundo entero, y las primeras imágenes de 67P/Churyumov-Gerasimenko son impresionantes, sin embargo, no estoy exagerando cuando digo que lo mejor está por venir. En estos instantes, tanto Rosetta como el cometa se encuentran en algún punto entre las órbitas de Marte y Júpiter, orbitando el Sol a una velocidad de 54.700 kilómetros por hora. Las siguientes actividades para Rosetta estarán concentradas sobre la creación de mapas, y el estudio del campo magnético. Por sí sola, Rosetta ha hecho lo que ninguna otra sonda (y por extensión, otra nave espacial) ha hecho antes, que es entrar en la órbita de un cometa, pero los estudios serán fundamentales para que pueda dar su último paso: Aterrizar el módulo Philae sobre la superficie en el mes de noviembre.

La misión de Rosetta no sólo es épica por el tiempo que lleva activa. Ha sido una odisea de 6.400 millones de kilómetros, con cinco vueltas alrededor del Sol, abriéndose paso de forma lenta pero certera hasta su encuentro con 67P/Churyumov-Gerasimenko. A medida que el cometa vaya incrementado su actividad debido a su acercamiento al Sol, los sensores especializados de Rosetta se encargarán de evaluar tanto el gas como el polvo de su cola. Las imágenes del cometa confirman definitivamente su apariencia similar a la de un pato de hule, y los expertos tendrán ass manos llenas durante los próximos meses, buscando una zona de aterrizaje óptima para el módulo Philae.

Tal vez, algunos se pregunten por qué. Por qué debemos realizar semejante esfuerzo, y esperar tanto tiempo para estudiar a un cometa. Las razones van mucho más allá de ser “la primera vez”. De acuerdo a Matt Taylor, uno de los científicos involucrados en el proyecto, los cometas fueron testigos del nacimiento de nuestro sistema solar, y por supuesto, de la Tierra. ¿Acaso los cometas asumieron el rol de “transporte” para el agua y la vida en nuestro planeta? ¿Qué clase de materiales adicionales han traído? Rosetta tiene muchas preguntas, y con un poco de suerte, 67P/Churyumov-Gerasimenko tendrá todas las respuestas.

Escrito por Lisandro Pardo

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