Más de 4000 robots operan en Irak. Algunos no son mas que una cámara a bordo de un pequeño avión autónomo. Pero existe una fuerte tendencia a incluir armas en estos aparatos, y un experto en robótica advierte que estos robots asesinos podrían convertirse en el arma predilecta de los terroristas.
En la actualidad, los diferentes grupos terroristas que operan a lo largo y a lo ancho del mundo disponen de cientos o miles de formas diferentes de causar daño. Pueden utilizar para ello desde explosivos caseros hasta armas conseguidas en el mercado. Pero quizás en el futuro cercano las cosas pueden poner aún más feas.
Noel Sharkey, un experto en Inteligencia Artificial, viene siguiendo atentamente el desarrollo de armamento robótico por parte de los gobiernos de varias naciones. Aunque la gente en general no lo sabe, más de 4000 robots de combate norteamericanos se encuentran en servicio en Irak. Por supuesto, cuando nos referimos a un “robot de combate” no estamos pensando en algo a mitad de camino entre Terminator y un Cylon, sino a pequeños vehículos no tripulados que se encargan de tareas de vigilancia o que disparan sobre blancos específicos guiados por un humano.
Pero el panorama esta cambiando rápidamente. El Pentágono dispone de un caudal de fondos realmente impresionante, y una buena parte de ellos se destina a la investigación y desarrollo de maquinas cada vez mas inteligentes y menos dependientes de un operador humano.
Washington planea utilizar 4.000 millones de dólares antes del 2010 para mejorar sus robots de combate. Y es solo el principio: la “hoja de ruta” del Departamento de Defensa de EE.UU. incluye fondos por 240.000 millones para este fin, disponibles entre 2008 y 2032.
Pero no debemos engañarnos pensando en que las astronómicas sumas de dinero necesarias para desarrollar este tipo de armamento puede hacer que los terroristas sean incapaces de obtenerlo. Si se quiere un avión de reconocimiento robótico, no hace falta desarrollarlo desde cero, basta con capturar uno, y mediante ingeniería inversa copiarlo las veces que sea necesario. Es un proceso caro, pero aun así mucho más económico que el desarrollo completo, y al alcance de muchos grupos terroristas.
De hecho, y tal como lo aseguró hace unos días Sharkey, que se desempeña como profesor de Inteligencia Artificial y Robótica en la Universidad de Sheffield, podrían convertirse en una de sus armas favoritas. Un pequeño vehiculo aéreo o terrestre, equipado con un sistema GPS y capaz de transportar un explosivo hasta un blanco determinado, puede construirse por menos de 350 euros. Esto lo hace sumamente atractivo.
"El problema es que difícilmente podamos volver el genio a la botella. Una vez que las nuevas armas estén en el campo de batalla, serán bastante fáciles de copiar", explicó Sharkey. "¿Cuánto tiempo pasará antes de que los terroristas se sumen a esta tendencia? Con la caída dramática en los precios actuales de construcción de robots y la disponibilidad de componentes para el mercado de aficionados, no se necesita demasiada habilidad para fabricar armas robot autónomas," agregó el experto.
La visión de Sharkey es preocupante, y muy posiblemente tenga razón. Quizás no sea un problema hoy, ni el año próximo, pero si lo será en el futuro. Como aficionado a la electrónica, espero que este miedo no provoque que los componentes necesarios para armar un robot (microcontroladores, memorias, servomecanismos) desaparezcan del mercado.