Un grupo de pequeños robots, especialmente diseñados para interactuar con colonias de insectos, logró introducirse con éxito dentro de colonias de cucarachas. Los científicos suizos y franceses a cargo del experimento pudieron comprobar cómo los robots influyeron en los hábitos normales de estos insectos.
Para lograr un mejor entendimiento del comportamiento de las colonias de cucarachas, un grupo de investigadores encabezados por José Halloy, en la Universidad Libre de Bruselas, diseñaron pequeños robots programados para actuar como insectos. Estos robots lograron infiltrarse en una camada de cucarachas, y fueron aceptados como uno más del grupo.
Se sabe que las cucarachas pertenecen al grupo de insectos que si bien viven en grupos, carecen de líderes naturales. No hay una cucaracha que sea capaz de manejar de alguna manera a la colonia. Por ejemplo, cuando llega el momento de descansar, eligen un lugar común, que se determina por consenso general, sin necesidad de que un “líder” las guie a su lugar de reposo. Este es un mecanismo bien conocido. Las cucarachas prefieren lugares oscuros para descansar, y si los investigadores les proporcionan dos albergues similares, todo el grupo se reúne en el mismo.
Los robots construidos por Halloy y su grupo de colaboradores no se asemejan físicamente a los insectos. Esto provocó algunos problemas, ya que al principio del experimento las cucarachas huían al presentarse los robots. Cuando los científicos cubrieron los robots con feromonas que les proporcionaron “olor a cucarachas”, fueron aceptados por el grupo.
Si pueden elegir, las cucarachas prefieren refugiarse en lugares oscuros. Los robots fueron programados para hacer lo mismo. Ante un albergue oscuro y uno más iluminado, 75% de las cucarachas y 81% de los robots se reunieron en el oscuro. Para saber si los robots podían influir en el comportamiento de la camada de cucarachas, los programaron para que elijan los lugares más iluminados. El resultado fue sorprendente: el albergue más iluminado fue preferido por el grupo mixto en 61% de los casos, y el grupo de cucarachas solas lo escogió apenas en 27% de las ocasiones.
Las conclusiones del experimento fueron publicadas en la revista “Science”. En el paper puede leerse que los robots son capaces de influir en la toma de decisiones colectiva que caracteriza a las colonias de animales gregarios como los insectos e incluso algunos vertebrados. Son capaces de dirigir el comportamiento de los rebaños de cucarachas para que sigan al robot en una determinada dirección o que se detengan junto a él y permanezcan inmóviles. Pero lo más llamativo es el hecho de que bajo la influencia del robot los insectos elijan un refugio en contra de lo que el criterio colectivo les indica. En pocas palabras, mediante robots programados adecuadamente se puede controlar el comportamiento de algunos animales gregarios.
Este experimento demuestra que puede ser posible infiltrar una colonia de insectos para obligarla a comportarse de una manera diferente a la habitual, hecho que puede ser aprovechado para obtener algún beneficio o para que sean más fáciles de combatir. Imaginen una colonia de cucarachas con un “pastor” robótico que al encender la luz, en lugar de correr a un lugar obscuro se dirijan al centro de la habitación: serian presas fáciles para los muchachos del control de plagas.