Independientemente del nivel de automatización que posea una línea de producción, siempre habrá lugar para operarios humanos, los cuales deberán lidiar con materiales muy pesados. La idea de implementar exoesqueletos en entornos de alta demanda no es nueva, pero hoy nos encontramos con Robo-Mate, un prototipo que puede reducir hasta diez veces el peso de una pieza, protegiendo piernas, brazos y torso en el proceso.
Para comenzar, una pizca de historia: Uno de los detalles más perturbadores sobre la Edad Media es que un trabajador se convertía en alguien privilegiado si llegaba a los 30 o 35 años con un cuerpo sano. Si la enfermedad, la hambruna, la guerra o un invierno más crudo de lo normal no lo mataba primero, el trabajo pesado diario probablemente se encargaría de hacerlo. Varios siglos después, no sólo es más sencillo protegerse de los elementos y combatir enfermedades, sino también trabajar con un menor riesgo. El trabajo pesado dio lugar a la maquinaria pesada, absorbiendo varias tareas que antes se hacían a puro músculo, pero noten que dije «menor riesgo», y no «sin riesgo». Las lesiones provocadas por actividad laboral siguen tan vigentes como siempre, por lo tanto, muchos consideran necesaria la intervención directa de elementos como la robótica. Eso llevó al desarrollo de exoesqueletos, que además de poseer un potencial enorme en aplicaciones médicas (por ejemplo, erradicar a la silla de ruedas), protegen al trabajador y le permiten hacer más por su cuenta.
Lo último en materia de exoesqueletos se manifiesta a través de Fraunhofer IAO con el proyecto Robo-Mate. Su presentación comienza con datos publicados por la Work Foundation Alliance del Reino Unido: Cerca de 44 millones de trabajadores sufren de trastornos musculoesqueléticos provocados por las demandas del entorno laboral. Las capacidades de un exoesqueleto como el Robo-Mate podrían reducir en gran medida ese número, tanto en actividades repetitivas como en aquellas acciones que no pueden ser reproducidas por un robot, como por ejemplo reemplazar la batería de un coche (casi todos los modelos la ubican en un lugar diferente), o desarmar por completo un motor. El Robo-Mate puede disminuir hasta diez veces el peso de un objeto. Retirar el asiento de un coche implica mover 15 kilogramos de material, pero con la intervención del Robo-Mate, se siente como si pesara apenas 1.5 kilogramos.
El Robo-Mate está compuesto por tres módulos: Brazos, piernas y torso. El módulo de los brazos es el que se encarga de reducir el peso de un objeto, el de las piernas estabiliza los muslos y ayuda al momento de hacer una tarea agachado, y el del torso induce una postura recta, protegiendo la espalda y la columna vertebral. Ahora, si bien el prototipo es funcional, todavía necesita de muchos ajustes. En lo personal me gustaría ver una protección extendida para las manos y los antebrazos, pero sus responsables también mencionaron que deben trabajar en la apariencia del exoesqueleto, y llegar a un diseño mucho más «contenido».
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