Skype podrá ser una de las herramientas de mensajería más importantes en el mercado, pero la seguridad siempre fue uno de sus puntos débiles, y la falta de acceso al código para una auditoría tampoco ayuda. Aquellos usuarios que deseen un perfil mucho más privado en sus comunicaciones probablemente lleguen a la conclusión de que la mejor opción es reemplazar a Skype por completo, y ahí es cuando aparece Ring. Este cliente trabaja de manera descentralizada, y posee builds compatibles con los principales sistemas operativos.
¿Por qué se insiste tanto con la idea de que los mensajeros actuales no son adecuados para los usuarios? Una de las razones que aparece al tope de la lista es «falta de transparencia». WhatsApp y Facebook Messenger utilizan código propietario (aunque el Signal Protocol en WhatsApp es GPLv3). De hecho, el dueño es el mismo. No tenemos idea de lo que pasa en segundo plano, qué se comparte, y quién escucha. Los roces de WhatsApp con la justicia han sido varios, pero eso no es garantía de nada. Los expertos en seguridad informática quieren ver el código, y no pueden hacerlo. Lo mismo sucede con Skype, y peor aún, este cliente ha aparecido en documentos filtrados de la NSA. El mercado ofrece muchas alternativas para su reemplazo, y una de ellas es Ring.
Ring se presenta como un clon de Skype, al menos en lo que se refiere a su interfaz. Las diferencias técnicas son bastante amplias, comenzando por un funcionamiento descentralizado, basado en el protocolo OpenDHT. Cada usuario recibe un RingID especial de 40 caracteres, que debe ser compartido con otros para iniciar un contacto. El cifrado se aplica de extremo a extremo, y no existe ninguna clase de recolección de datos. Básicamente, la idea detrás de Ring es que la comunicación vuelva al control del usuario, sin importar su plataforma preferida. La página oficial entrega builds compatibles con Linux, Windows, MacOS (OS X) y Android, además del código fuente.
Más allá de sus buenas intenciones y la superioridad tecnológica que Ring pueda tener en comparación con Skype y otros mensajeros similares, el problema de fondo se mantiene intacto: El usuario está obligado a iniciar un proceso de «evangelización» para que sus contactos adopten a este software y se comuniquen con él. Por otro lado, Ring es un trabajo en progreso, y quien desee probarlo deberá esperar toda clase de bordes filosos (por ejemplo, la última beta 2 no es retrocompatible, y sólo se conecta con clientes de idéntica versión). Son desafíos clásicos que muchos otros proyectos no lograron superar, sin embargo, queremos que Ring sea la excepción.