Hace poco, a tenor del arranque del legendario LHC, surgían voces advirtiendo del peligro de una catástrofe sideral a causa de la creación de posibles agujeros negros por parte del colisionador de partículas. Aquello quedó desestimado por los propios científicos pero han vuelto a examinarlo y los resultados han puesto los pelos de punta a más de uno. Fecha próxima del fin del mundo: en cuanto arreglen el LHC.
El culebrón en que se está viendo envuelto el achacoso colisionador de hadrones ya tiene visos de convertirse en histórico. Primero se dice que no pasa nada. Luego algunos se tiran de los pelos porque creen que pasará de todo. Incluso denuncian ante el juez para que se paralice el experimento. Luego el juez dice que no pasa nada. Más tarde la mayoría garantiza que no hay problema. Y ahora estos últimos renacen de sus cenizas cual Ave Fénix del mal augurio y afirman que han reexaminado los cálculos y resulta que sí, que podríamos estar en en peligro. Y este es el problema. Que el físico de la Universidad de Bolonia, Roberto Casadio, era uno de los científicos que estaban convencidos de que el LHC no poseía ningún potencial de amenaza y que todo estaba bajo control. En 2002 publicó un estudio que apoyaba la inocuidad del LHC. Según aquel trabajo, los eventuales agujeros negros debían decaer instantáneamente antes de crecer en tamaño, lo que haría imposible que representasen una amenaza. Y en ese punto se han basado los razonamientos dirigidos a minimizar los efectos de un posible colapso del acelerador.
Pero ahora Casadio y su colega Sergio Fabi Harms y Benjamin, de la Universidad de Alabama, han publicado en arXiv.org su nuevo estudio donde reelaboran el análisis de los datos encontrando que los tiempos de vaporización de un posible agujero negro no serían tan cortos como se pensaba. En vez de desaparecer en milisegundos, las cifras arrojan unos tiempos de permanencia de bastante más de un segundo. Incluso podríamos estar hablando de 100 segundos. Estos resultados se muestran bastante intranquilizadores, aunque Casadio declara que a pesar de todo no le parece posible la creación de agujeros negros de tamaño catastrófico.
Lo inquietante del asunto radica en que se puede producir una especie de fase crítica donde, dependiendo del tiempo que consiga sobrevivir, el agujero negro luchará por evitar entrar en decadencia, engullendo materia a toda velocidad para crecer al toda velocidad y evitar su desaparición. Además, no sabemos qué pasaría si se generan varios agujeros negros y se potencian unos a otros teniendo en cuenta los nuevos tiempos de permanencia que arrojan estas investigaciones. No, si verás tú el baile de agujeros más simpático que vamos a tener en el verano, cuando arreglen el LHC. Eso sí que va a ser una lluvia de estrellas y no lo que cae cuando aparecen las lágrimas de San Lorenzo.