La relación entre la informática y el arte es mucho más rica de lo que creemos. Los avances en audio y vídeo durante la década de los ’80 aceleraron el desarrollo creativo de toda una generación, y con el paso de los años, las herramientas de software mejoraron notablemente su accesibilidad. Uno de los ejemplos más recordados es BannerMania, que nos permitía crear toda clase de carteles, anuncios y logos con efectos especiales, sin necesidad de programas adicionales ni conocimientos de programación.
Los inicios de la plataforma IBM PC y sus clones en el universo multimedia no fueron del todo buenos. De hecho, no es una exageración decir que en la segunda mitad de los años ’80, esos sistemas estaban perdidos en el desierto. Mientras que los «ordenadores hogareños» (piensa en Commodore 64/128, la familia Amiga y los Atari ST) ofrecían excelente sonido y paletas superiores, los PCs apenas podían trabajar con cuatro colores y un altavoz interno.
Sin embargo, la situación comenzó a mejorar. En 1987 apareció la tarjeta AdLib con su síntesis FM, el estándar VGA dio sus primeros pasos ese mismo año, y el software no se quedó atrás, presentando herramientas amigables y un perfil gráfico más elaborado. Una de esas herramientas era BannerMania, precursora de lo que hoy conocemos con WordArt. BannerMania le dio a cada usuario una oportunidad única para crear logos, anuncios, señales y carteles en cuestión de pocos minutos, liberando a su artista interior.
BannerMania: Carteles y logos personalizados a fines de los ’80
BannerMania fue un desarrollo de Presage Software Development, Christopher Schardt y Dane Bigham para la compañía Pixellite Group, y distribuido por Broderbund Software, el mismo Broderbund de Prince of Persia, Carmen Sandiego, y el Myst. Desde un punto de vista técnico, BannerMania no era el primer software de su tipo: Broderbund lanzó a The Print Shop en 1984, y sus posteriores updates le permitieron incorporar funciones adicionales, pero BannerMania permaneció en su versión original, con un total de 19 fuentes, 34 efectos, 27 formas, y un máximo de 16 colores. En esencia, BannerMania puede ser interpretado como una «variante lite» de The Print Shop.
La documentación sobre BannerMania no es muy abundante más allá del catálogo oficial de Broderbund, pero sabemos que estuvo disponible para MS-DOS, Apple II y Mac OS clásico. La edición «mayo 1991» de la revista Boys’ Life confirma en un pequeño artículo que el precio oficial de BannerMania para las versiones DOS y Apple II era de 35 dólares, mientras que los usuarios de Macintosh debían invertir 60 verdes (130 ajustados por inflación).
Al igual que sucedió con The Print Shop en su momento, las copias piratas de BannerMania se esparcieron casi de inmediato, gracias a la ausencia de mecanismos anti-copia y un tamaño relativamente pequeño (un diskette de baja densidad). Su extrema facilidad de uso también contribuyó a su popularidad: Probar un efecto y deshacer cambios tomaba unos pocos segundos, aún en ordenadores lentos. Los únicos aspectos técnicos avanzados eran la selección de la impresora (más de 120 modelos preconfigurados), el puerto (con soporte para LPT y COM), el tamaño de la hoja, y la confirmación de color para las impresoras que lo soportaban.
Para finalizar, me gustaría destacar dos funciones en BannerMania. La primera de ellas era el modo Transmogrify, para combinar patrones y efectos de forma aleatoria. Si el primer cartel no era del todo satisfactorio, Transmogrify podía convertirlo en un diseño completamente diferente. Y la segunda era el preview, una «simulación de impresión» que ayudaba a visualizar el tamaño y la cantidad de hojas. En realidad, esto no hacía más que confirmar algo que ya sabíamos de BannerMania: Era un destructor absoluto de cintas.
«¿Y si lo quiero en Windows?»
Con la aparición de WordArt en 1991 y el lanzamiento de herramientas gráficas más avanzadas, los programas como BannerMania perdieron relevancia rápidamente. Sin embargo, The Print Shop nunca se fue a ninguna parte, y sigue disponible para ediciones modernas de Windows. Por otro lado, la Web ofrece versiones online y gratuitas de WordArt, y después hay alternativas como InkPx y CoolText que funcionan bastante bien. ¿Crees que hay otro programa actual digno de ser heredero de BannerMania? ¡Deja un comentario!