Si estudiamos los orígenes del género survival horror, muchos textos apuntan en la dirección de clásicos como Haunted House para Atari 2600, o la adaptación de la película japonesa Sweet Home de Tokuro Fujiwara. Pero si tu idea de survival horror es la de un personaje solo y en desventaja, obligado a enfrentar hordas de monstruos y otros espantos indescriptibles, el ejemplo más contundente se remonta a 1992, año en el que la gente de Infogrames lanzó Alone in the Dark.
Resident Evil llegó a las estanterías en 1996, y el género del horror en los videojuegos cambió para siempre. Dos años después apareció su secuela, en 1999 recibimos a Resident Evil 3, y sería un grave error de nuestra parte olvidar a Silent Hill que debutó ese mismo año. Fue un verdadero privilegio terminar el siglo con lo mejor del survival horror inyectado en las venas… pero esos juegos no representan su punto de partida.
Para encontrarlo debemos viajar a 1992. MS-DOS dominaba el mundo, y la PlayStation todavía se estaba cocinando en los hornos de Sony. El estudio francés Infogrames aún era relativamente joven (llevaba nueve años en el mercado), pero logró sorprender al mundo entero con un juego que sirvió como fuente de inspiración para docenas de títulos en las últimas décadas. Por supuesto, me refiero a Alone in the Dark.
Alone in the Dark: El mejor horror lovecraftiano en tres décadas
La edición especial del Mystery Examiner publicada el 25 de agosto de 1924 reporta «Una tragedia en Louisiana»: El aparente suicidio del artista y acaudalado local Jeremy Hartwood. «Aparente» porque las autoridades parecen convencidas de ello (encontraron su cuerpo colgando en el ático), pero los residentes sospechan que pudo haber algo más detrás del incidente.
Los sirvientes describieron a Hartwood como un hombre quebrado después de perder a su padre, perturbado por visiones espantosas, y sumergido en los estudios, buscando un alivio inexistente. Su gigantesca mansión, Derceto, no hizo más que aumentar el miedo y la desesperación, envolviendo al artista en una atmósfera opresiva e implacable.
Aquí es cuando la historia de Alone in the Dark se parte a la mitad. Tu misión, si es que decides aceptarla, es asumir el rol del investigador privado Edward Carnby, o de Emily Hartwood, sobrina de Jeremy.
Carnby es un hombre inteligente e intuitivo, pero de pocas «habilidades humanas», apático y ocasionalmente arrogante. Su principal contacto con otros es a través de amenazas y avisos de deuda. Cuando la comerciante de antigüedades Gloria Allen busca sus servicios, Carnby piensa que se trata de un caso de chantaje, pero esta mujer le entrega 150 dólares por adelantado, la llave de la mansión Derceto, y un objetivo: Explorar el piano en el ático, y recuperar cualquier cosa en su interior. Escéptico hasta la médula, Carnby imagina a la tarea como «vacaciones pagas», deleitándose con la idea de escapar a las garras de su banquero…
En cambio, la historia de Emily Hartwood nos habla de una mujer muy impresionada por la noticia de la muerte de su tío. Convencida de la «mórbida y terrible influencia» de la mansión Derceto sobre la mente de Jeremy, Emily se opone tajantemente a su venta (recomendada por el abogado de la familia), y decide explorar la propiedad ella misma, esperando encontrar alguna nota, carta o advertencia que explique el fatal desenlace. Emily tiene un conocimiento más completo de la mansión, y en especial de sus secretos, comenzando por los cajones del piano…
Independientemente de la elección inicial, los desafíos en Alone in the Dark son los mismos: Hay algo que está muy mal en Derceto, y tanto Edward como Emily no tardan demasiado en confirmarlo. Monstruos horripilantes recorren los pasillos de la mansión, pájaros mutantes y hambrientos destruyen las ventanas buscando una nueva presa, y hasta los objetos más mundanos pueden transformarse en una trampa.
Como si eso fuera poco, algunos enemigos son inmunes a los ataques físicos y a las armas (que además poseen una cantidad limitada de munición). La única manera de superarlos es con estrategias más creativas, o simplemente a pura velocidad. Los libros esparcidos por la mansión poseen claves para resolver rompecabezas, eliminar enemigos complejos, y entender mejor la retorcida historia de Derceto, pero hay que tener mucho cuidado: En Alone in the Dark, leer el texto equivocado puede provocar la muerte. Guardar la partida con frecuencia no es mala idea.
El progreso de Edward y Emily inevitablemente los llevará a conocer la verdad sobre Derceto, y la horripilante influencia que ahogó en la locura a Jeremy Hartwood. Cavernas con puentes endebles, extraños pilares de roca antigua, aguas putrefactas vigiladas por horrores primordiales, y una ominosa mente maestra espera al final. Escapar de la mansión, más que un objetivo, es un milagro.
«¿Y si lo quiero en Windows?»
Jugar Alone in the Dark y sus secuelas directas es muy sencillo en estos días. La gente de Good Old Games ofrece la trilogía original completa a un precio más que razonable, y ya viene preconfigurada bajo un entorno DOSBox que elimina conflictos de compatibilidad. Mi recomendación es repasar el manual para asimilar los comandos que controlan a Edward y Emily. No hay soporte de ratón aquí, y todos los movimientos se realizan con el teclado. Por otro lado… creo que deberías desactivar la música. Su banda sonora no es mala, pero jugar con los pasos de Edward y Emily por la mansión, los gemidos de los monstruos y los ruidos de cristales rotos mejoran mucho la experiencia.
Y para finalizar… Alone in the Dark tendrá un segundo reboot. El primero fue espantoso desde todo punto de vista, y nadie habla de su adaptación al cine como un acuerdo global para preservar la salud mental de la población. En líneas generales, este nuevo proyecto se ve «bien», pero transmite una sensación entre BioShock y los nuevos Resident Evil que no encaja del todo para alguien «solo en la oscuridad». Estaremos esperando.