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Retroinformática: Epson HX-20 (1981)

Con aproximadamente el mismo tamaño que una hoja de papel A4, el Epson HX-20 de 1981 es considerado uno de los primeros ordenadores portátiles de la historia. Utilizaba como pantalla un pequeño LCD monocromo de 120 × 32 píxeles que permitía visualizar hasta cuatro lineas de 20 caracteres y dos microprocesadores Hitachi 6301 de 8 bits. La memoria RAM estándar era de 16KB, pero podía ampliarse a 32KB, e incorporaba en la misma carcasa una unidad de micro casete en los que se podían almacenar datos y programas. Una batería de  níquel cadmio que le proporcionaba unas 50 horas de autonomía la independizaba de la red eléctrica durante, algo poco frecuente en esa época. Equipada con una buena versión del lenguaje BASIC, es uno de los modelos de Epson más atractivos.

A principios de la década de 1980 era bastante difícil encontrar un ordenador portátil. Las máquinas de esa época eran grandes, pesadas, y solían consumir grandes cantidades de energía, factores que convertían la tarea de diseñar ordenadores móviles en algo casi imposible. Pero en noviembre de 1981 Epson presentó el HX-20, un ordenador con el tamaño aproximado de una hoja A4 (290 x 215 x 44 mm) y una pantalla LCD incorporada que gracias a una batería de níquel cadmio era capaz de funcionar hasta 50 horas seguidas sin necesidad de efectuar una recarga. Con “solo” 1,6 kilogramos de peso, el HX-20 incluía además una unidad de casete y una impresora térmica en la misma carcasa, y es considerado como uno de los primeros ordenadores portátiles de la historia.

El Epson HX-20 estaba disponible en color blanco, negro y plata.

El Epson HX-20, que en algunos países es conocido como HC-20, utilizaba dos microprocesadores Hitachi 6301 corriendo a 0,614 MHz y configurados como maestro/esclavo, lo que le proporcionaba una velocidad más que adecuada. La pantalla monocroma, de 120 × 32 píxeles, permitía desplegar hasta cuatro lineas de 20 caracteres de 6 x 8 píxeles cada uno. Comparada con los modernos LCD actuales puede parecer extremadamente pequeña -de hecho, cualquier teléfono móvil de hace 8 o 10 años tiene una pantalla con mayor resolución que esa- pero los usuarios del HX-20 eran capaces hasta de procesar textos en ella. La memoria RAM estándar era de 16KB, que podían ampliarse a 32KB. Carecía de memoria de vídeo, y en los 40KB de ROM se encontraban, entre otras aplicaciones, el intérprete del lenguaje BASIC y un programa monitor que permitía acceder directamente al contenido de los registros y la memoria de la máquina.

El teclado más difundido posee el clásico formato QWERTY, pero no era el único.

Sin dudas se trata de un ordenador muy completo a pesar de su pequeño tamaño. El teclado, cómodo y agradable de usar, posee 68 teclas distribuidas en el clásico formato QWERTY en casi todo el mundo, aunque regionalmente se lo distribuyó con formato QWERTZ o AZERTY. De ellas, 8 corresponden a teclas programables que se encuentran en la fila superior del mismo. Las teclas “especiales” están codificadas por colores (negro para letras y números; gris claro para SHIFT, CTRL, TAB y CAPS LOCK; naranja para RETURN, etcétera). Como dato llamativo hay que mencionar que carece de la tecla ESC. Sobre el teclado, casi al centro, se encuentra la pantalla. A su derecha está la unidad de micro casete, un periférico integrado que permite almacenar datos y programas en poco espacio. Y a la izquierda se encuentra una impresora térmica, que a pesar de su pequeño tamaño es capaz de proporcionar las funciones básicas de estos dispositivos, incluso puede imprimir copias exactas del contenido de la pantalla LCD.

Impresora, pantalla y unidad de cinta.

El sistema operativo fue escrito especialmente por Epson para este equipo y no es compatible con otros del mercado, aunque su Epson BASIC es lo suficientemente parecido al utilizado por otros ordenadores como para que sea posible “migrar” programas en este lenguaje desde y hacia el HX-20 con poco trabajo. Los 16KB incluidos de serie permitían escribir programas lo suficientemente largos y complejos como para que el ordenador pudiese ser utilizado por científicos, ejecutivos de negocios o ingenieros sin ningún problema. Las baterías incluidas, de níquel cadmio era capaz de funcionar durante una semana de trabajo completa sin necesidad de efectuar una recarga. Los que han sobrevivido hasta nuestros días suelen tener las baterías originales destruidas, pero es sencillo reemplazarlas por equivalentes de níquel metal para poder seguir disfrutando de sus posibilidades. Los puertos de expansión incluidos en el HX-20 permiten la conexión serial vía RS-232C, utilizar un lápiz lector de códigos de barras, una grabadora de casetes convencionales y conectar múltiples periféricos mediante un bus de expansión.

Esta unidad permitía almacenar datos y programas.

Entre los periféricos más interesantes se encuentran el CX-20, un acoplador acústico externo que permite al ordenador acceder a la linea telefónica para intercambiar datos con otros ordenadores. El TF-20, que permite utilizar unidades de disquetes, y un sintetizador de voz llamado RealVoice eran posiblemente dos de los periféricos más complejos. También podía comprarse un adaptador para utilizar como monitor un aparato de TV convencional, y agregar cartuchos ROM de 16KB que proporcionaban funciones extra. Todo el equipo entraba cómodamente en un maletín, imagen que fue aprovechada para destacar el pequeño tamaño y carácter portátil del HX-20. A pesar de ser anunciado a fines de 1981 no llegó masivamente a las tiendas hasta principios de 1983. Se vendía en unos 800 dólares y fue aclamado por la revista BusinessWeek como  “la cuarta revolución en informática personal“. Al igual que otros equipos de 8 bits de hace 30 años, este ordenador se ha convertido en una pieza atesorada por muchos coleccionistas.

Escrito por Ariel Palazzesi

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