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Retroinformática: El fin de una época (2012)

A lo largo de 12 los últimos doces meses repasamos la historia de muchos ordenadores personales que a partir de fines de la década de 1970 y hasta principios de los 1990 dominaron el mercado. Verdaderas joyas de la tecnología, diseñados a menudo por aficionados en el garage de su casa, sirvieron para que toda una generación se interesase por la informática. La serie de notas semanales dedicadas a la informática llega hoy a su fin, y aprovecharemos este espacio para intentar evaluar el impacto que tuvieron estos equipos en la popularización de la informática, y como la adopción del estándar “IBM PC” por parte del mercado acabó con los ordenadores hogareños.

La tecnología electrónica alcanzó a mediados de la década de 1970 el punto crítico necesario para que fuese posible construir ordenadores lo suficientemente potentes como para que resultasen útiles, sin que costasen más de lo que el ciudadano promedio podía pagar. Así fue como máquinas del estilo del Altair 8800 o su “clon”, el IMSAI 8080, llegaron a los hogares hace 35 años. A pesar de que comparados con los ordenadores que vinieron 5 o 10 años después no eran más que un juguete lleno de llaves y lucesitas de colores, sirvieron para que la gente comenzase a soñar con tener un ordenador en casa. La aparición de los primeros clubes de usuarios, como el Homebrew Computer Club, sirvieron para que los aficionados se conociesen y compartiesen trucos y programas. Y aunque algunos -ya en esa época- se opusieron a este tipo de intercambio y hasta enviaron notas pidiendo depusiesen su actitud, otros desarrollaron software y hardware cada vez más novedoso.

"Clon" del Altair 8800

La aparición del Apple I, el genial ordenador que diseñó en sus ratos libres Steve Wozniack, cambió la historia para siempre. Ya no hacia falta ser un maestro en el arte de mover llaves o interpretar el significado de una secuencia de LEDs, sino que se podía interactuar con el ordenador mediante un teclado y una pantalla de rayos catódicos. El ordenador de Woz no fue el primero en permitir esto, pero si uno de los primeros cuyo costo era afrontable por los aficionados. Los aportes de Steve Jobs, un verdadero mago del marketing y los negocios, hicieron que el Apple II, dotado ya de una caja bonita y los recursos necesarios como para que programarlo fuese realmente fácil, catapultaron a la recién nacida empresa a la fama.

Apple I, desarrollado por un Steve y comercializado por el otro.

Los usuarios reclamaban más memoria, más velocidad, mejores dispositivos de almacenamiento, mejores gráficos y -por que no- mejores juegos. Muchas fueron las empresas que recogieron el guante, y el mercado se inundó con productos de Atari, Commodore, Sinclair, Tandy Radio Shack y muchos otros. La informática dejo de ser accesible a unos pocos, generalmente estudiantes avanzados o empleados de grandes empresas o el gobierno, para convertirse en algo completamente nuevo: comenzaba la era de la informática personal. IBM, con décadas de experiencia en el diseño y comercialización de grandes equipos de cómputo, no quiso quedar fuera de la fiesta y encargó a sus ingenieros el desarrollo de una máquina capaz de competir en este nuevo mundo.

El “PC”, fabricado por IBM y presentado en 1981

Asi fue como un equipo reducido, encabezado por Don Estridge, se instaló en Boca Ratón y, dejando de lado los rígidos protocolos utilizados normalmente en los desarrollos de la empresa, tuvieron listo en menos de doce meses el que se convertiría en el rey de los ordenadores personales: el IBM PC. El “PC”, acrónimo de “Personal Computer”, presentado en 1981, era mucho más caro que los productos que estaban comprando los consumidores de ordenadores personales. Sin embargo, IBM había publicado absolutamente todos los detalles de su ordenador, de forma que los fabricantes de periféricos pudiesen desarrollar rápidamente accesorios que ayudasen a popularizar su plataforma. Confiaban que los derechos reservados sobre su BIOS  (Basic Input Output System) impidiesen que otros construyesen un ordenador compatible. Sin embargo, en junio de 1982, la empresa Columbia Data Products presentó el primer “clon” del IBM PC, que utilizaba un BIOS creado mediante ingeniería inversa, diferente desde el punto de vista legal pero completamente compatible con el de IBM. Era una máquina que hacia lo mismo que “el PC”, pero costaba menos. 

Compaq 386 portable
Ese fue el primer paso de una carrera que llevaría a la plataforma a la cima, mientras que IBM -quizás todavía sin saberlo- comenzaba a perder el control sobre la misma. Lentamente al principio, pero mucho más rápido después, los fabricantes de “clones” comenzaron a tomar la iniciativa. En menos de una década IBM dejó de ser la cabeza que creaba y dirigía el estándar “PC”, y otros, como Compaq (que desarrolló el primer PC basado en un microprocesador Intel 80386) tomaron las riendas. El abaratamiento de esta plataforma tuvo dos consecuencias muy importantes. La primera de ellas, sobre la que casi todo el mundo suele estar de acuerdo, es que “las PC” aumentaron enormemente sus ventas y -como suele ocurrir en estos casos- muchos fabricantes se subieron a ese tren, lo que hizo bajar aún más los precios y generó una gigantesca biblioteca de software compatible, haciendo posible por primera vez que los usuarios disfrutaran de algo llamado “compatibilidad”: los programas podían correr en máquinas de diferentes fabricantes sin necesidad de ser reescritos.
Commodore Amiga, uno de los últimos "home computer"

La segunda consecuencia suele despertar pasiones enfrentadas. Con la baja de costos sucedió lo inevitable: casi todo el mundo se fue pasando a esa plataforma. En más o menos una década los “home computer” fueron desapareciendo. A pesar de algunas excepciones, como los Atari ST o el Commodore Amiga, ninguno tenía nada que hacer frente a los 32 bits y la potencia de los clones que comenzaban a invadir el mundo. Si bien la compatibilidad proporcionaba indiscutibles ventajas, la innovación que era la marca registrada de la informática personal durante 10 años desapareció.  Ahora todo debía ser “compatible”, por que nadie quería tener un ordenador que no fuese capaz de correr DOS, Windows o ejecutar el último juego de moda. Los que eligieron ser diferentes, como Apple, nunca lograron ganar mas de un 4 o 5% del mercado. Los usuarios, que ganaron en compatibilidad, perdieron en originalidad. 

ZX81: menos de un KB de RAM disponible

En las cientos de foros y sitios especializados en “retroinformática” que hay en la web es posible encontrar legiones de fanáticos de las máquinas que hemos reseñado en esta sección a la largo de los últimos meses. Muchos de ellos, aunque no todos, son personas que tienen más de 35 años. En general suelen afirmar que recuerdan con mucho cariño esos ordenadores por que eran capaces de entender completamente su funcionamiento y programar sus propias aplicaciones. Si bien es cierto que hoy existen herramientas muy potentes para el desarrollo de programas, nada se compara a lo que era programar un ZX81 con menos de un KB de RAM disponible. Había que ser capaz de exprimir hasta el último byte disponible, un ejercicio que convertía a cualquier programador en una especie de “experto” en su sistema. Para bien o para mal esa época ha quedado atrás y, como esta sección de NeoTeo, se ha ido para siempre.

Escrito por Ariel Palazzesi

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