El Colur Genie, un ordenador producido en Hong Kong por el fabricante EACA y presentado en Alemania en 1982 es un ordenador robusto y de aspecto espartano, basado en el popular microprocesador Z80 de Zilog, que supo conquistar el corazón de muchos usuarios a lo largo de la primer mitad de la década de 1980. Contaba con 32KB de RAM y una versión del BASIC de Microsoft que podía sacar provecho de sus limitadas capacidades gráficas. Un teclado fuerte y cómodo permitía disfrutar del Colour Genie, una máquina que como era de esperar, podía ser utilizada como “consola de juegos” de 8 bits, al igual que casi todas las de la época.
En 1982 hizo su aparición el ordenador de 8 bits Colour Genie. Al igual que muchos otros, utilizaba el microprocesador Z80 de Zilog, un chip muy popular y que había sido elegido por fabricantes como Sinclair, Osborne o Tandy Radio Shack. Su versatilidad lo convertiría, años más tarde, en el procesador elegido para los ordenadores fabricados bajo la norma MSX. El Colour Genie fue diseñado en Hong Kong por una empresa llamada EACA y era, de alguna forma, el sucesor de los Video Genie, una familia de ordenadores del mismo fabricante que tenían un alto grado de compatibilidad con el Tandy TRS-80 Model I.
El Colour Genie tenía 32KB de RAM, dos de los cuales eran utilizados por el sistema y otros cuatro como memoria de vídeo, por lo que el usuario tenía a su disposición 26KB. Si tenemos en cuenta que una de las máquinas más populares de esa época era el Commodore VIC-20 que sólo dejaba al usuario unos 3.5KB, o el ZX81 que disponía de únicamente un KB de RAM, el Colour Genie era una máquina que en este apartado estaba bastante bien equipada, aunque algo por detrás del contemporáneo ZX Spectrum de 48KB. La ROM, de 16KB, incluía una versión del BASIC de Microsoft, la misma que con algunos cambios corrían casi todos los ordenadores de 8 bits. Obviamente, al igual que ocurría en otras plataformas, este “dialecto” había sido adaptado a esta máquina para que el usuario sacase provecho de sus características particulares. A pesar de no tener instrucciones especificas para la programación estructurada que empezaban a aparecer en otros sistemas, el BASIC del Colour Genie era lo suficientemente avanzado como para permitir variables de doble precisión o arreglos (matrices) multidimensionales.
El teclado, debajo del cual se encuentra la placa madre de este ordenador, es fuerte y agradable de usar. Entre las 62 teclas incluidas se encuentran, a la derecha del teclado, cuatro de función etiquetadas como “F1” a “F4”. Hay dos teclas denominadas “RST” que, cuando se pulsan en simultaneo, detienen la ejecución del programa en curso. Al igual que otros ordenadores equipados con un set de caracteres gráficos, las teclas del Colour Genie pueden escribir -además de la letra o número que tienen asignado- un símbolo espacial entre los que se encuentran lineas, formas y los utilizados en los juegos de naipes. Tal como ocurre en el ZX Spectrum o casi todos los Commodore, las primeras ocho teclas numéricas permiten (al ser pulsadas junto con la tecla Control) cambiar el color cuando se trabaja en el modo de baja resolución.
Las capacidades gráficas de este ordenador estaban dictadas por las posibilidades técnicas de su chip de video, un Motorola 6845 CRTC. En modo texto podía representar en pantalla 24 lineas de 40 columnas, y en modo gráfico 160 x 96 píxeles, con cuatro colores posibles. Una actualización de la ROM permitía elevar el numero de filas del modo texto a 25, y mejorar el modo gráfico hasta 160×102 píxeles. No hay dudas de que en este aspecto era un ordenador bastante limitado, pero igual se desarrollaron varios juegos interesantes para la plataforma. El sonido, generado por un chip AY-8910, tenía tres canales y sonaba a través de los parlantes del televisor que estábamos utilizando como monitor. El BASIC, gracias a instrucciones como PLAY y SOUND, era capaz de aprovechar a fondo sus posibilidades sonoras.
Era un ordenador relativamente grande, de unos 44 x 28 x 8 centímetros. Disponía de varios conectores de expansión, entre los que se destacaban dos entradas para sendos joysticks, una para un lápiz óptico, una salida de vídeo RGB, una de audio, un puerto RS-232 (con un conector diferente al comúnmente utilizado), un conector para el TV, una salida para impresora (en el que también se podía conectar una interfaz para unidades de disco flexible) y un puerto de ampliación. Como era habitual, una entrada/salida especial permitía conectar un grabador de audio para utilizar cintas como soporte para el almacenamiento de datos. A pesar de resultar un poco limitado respecto del Spectrum en cuanto a gráficos y memoria, su teclado “de verdad” y un precio razonable (unas doscientas libras, impuestos incluidos) convencieron a más de un usuario de comprarse uno. Treinta años más tarde, al igual que ocurre con muchos ordenadores de esa época, sus usuarios lo recuerdan con cariño.