En 1983 la empresa británica Camputers puso a la venta tres versiones del Lynx, un ordenador de 8 bits bastante más poderoso que sus competidores directos. Mientras que el Sinclair Spectrum -una de las máquinas más exitosas en ese país durante ese año- podía conseguirse en versiones de 16KB o 48KB de memoria RAM, el Lynx se entregaba con 48KB, 86KB o 128KB. El diseñador de esta máquina fue John Shireff, y en su ROM se encontraba una versión del lenguaje BASIC muy completa, con estructuras del tipo REPEAT-UNTIL o WHILE-WEND. Pero a pesar de estas ventajas, su alto precio y algunas malas decisiones tomadas a la hora de diseñar su hardware lo convirtieron en un fracaso comercial. Se estima que en total se vendieron menos de 30 mil unidades de este ordenador, convirtiéndose (casi 30 años después) en una rareza apreciada por los coleccionista.
La historia de la informática está plagada buenas ideas o productos revolucionarios que acabaron convertidos en estrepitosos fracasos comerciales. Algunas veces el producto simplemente fué demasiado avanzado para su época (como el Newton, de Apple) y en otras aportunidades algún error de diseño se convirtió en un enorme talón de Aquiles capaz de terminar con las aspiraciones de éxito de sus creadores. El Lynx, un ordenador puesto a la venta en el Reino Unido en 1983 es un ejemplo de este ultimo caso. Si bien poseía características muy interesantes que lo hacían mucho más atractivos que otros ordenadores domésticos de aquellos años, algunas características implementadas de forma (por decirlo de alguna manera) “extraña” provocaron que nunca se convirtiese en un producto popular.
Camputers, la empresa responsable del Lynx, puso a la venta tres versiones del ordenador, que se diferenciaban básicamente en la cantidad de memoria RAM instalada. El más pequeño de los tres disponía de 48KB (y costaba £225); el siguiente proporcionaba al usuario 96KB de RAM a cambio de £299 y el más grande incluía 128KB y costaba £345. El resto de las características -salvo el contenido de la ROM- eran comunes para los tres modelos. Un microprocesador Zilog Z80A corriendo a 4 MHz proporcionaba una buena velocidad de ejecución a los programas que escribía el usuario y sus 16 KB de ROM (dos EPROMs 2764 de 8 KB c/u) albergaban el “Lynx BASIC”, uno de los más completos dialectos del lenguaje BASIC que alguna vez se haya incluido en un ordenador personal. Los dos modelos más grandes disponían de un tercer chip 2764 en el que se proporcionaban varias ampliaciones para el BASIC, incluidos algunos efectos sonoros. A pesar de que este chip tenía 8KB las rutinas que almacenaba sólo ocupaban 4KB, pero por alguna desconocida razón estaban duplicadas.
El Lynx BASIC, comparado con el de sus competidores, era muy avanzado y se parecía bastante a un BASIC moderno. El usuario del Lynx disponía de estructuras de control REPEAT-UNTIL y WHILE-WEND, podía utilizar “procedures” que se indentaban de forma automática, comandos especiales para el manejo del color y el sonido, etcétera. Pero también tenia algunas deficiencias: las variables de cadena (“strings”) eran muy cortas -limitando seriamente algunas aplicaciones- y solo disponía de números de punto flotante. Si bien está ultima característica permitía algunos trucos interesantes (se utilizaban hasta para numerar las líneas del programa en BASIC) ocupaban más espacio de memoria que los números enteros.
Como seguramente recordarás, el Z80 solo puede direccionar en total 64KB de memoria. Para poder utilizar hasta 192 KB de RAM (y 24KB de ROM) el Lynx dividía el espacio direccionable por el Z80 en 8 bancos de 8KB cada uno, y destinaba la mitad de ellos (32KB) a un “framebuffer” (una especie de ventana que mostraba una porción de la memoria total disponible) que convertía muchas de las operaciones en un procedimientos exasperantemente lentos.
El vídeo era generado mediante el popular chip Motorola 6845, una GPU que proporcionaba 8 colores posibles. A diferencia del ZX Spectrum, por ejemplo, el Lynx permitía al usuario cambiar el color de cada uno de sus 256 x 248 píxeles de forma individual, pero a costa de escribir 3 bytes en memoria (uno para el rojo, otro para el verde y otro para el azul). Esto hacia su sistema gráfico bastante lento, pero lo que terminaba de destruir su velocidad era que había cuatro planos de color (rojo, verde, azul y verde alternativo) que no podían mapearse al mismo tiempo. Además, no había forma de hacer un desplazamiento (scrool) sin borrar completamente la pantalla y volver a dibujar su contenido ligeramente desplazado. Aunque algunos de estos problemas podían minimizarse utilizando programación en código máquina, el Lynx poseía coloridos gráficos pero mucho más lentos que los de un Spectrum o Commodore.
El “modo texto” tampoco era sencillo de comprender. Cada carácter estaba definido por una inusual matriz de 6 x 10 píxeles y la pantalla tenía una resolución de texto teórica de 42 x 24 caracteres con 8 colores disponibles. Pero como no se utilizaban las columnas de ambos extremos la resolución real era de sólo 40 x 24 caracteres. El BASIC permitía trabajar directamente con los elementos gráficos de la pantalla, ya sea en el modo “bitmap” de 256 x 248 píxeles con 8 colores o en el modo texto. El sonido no destacaba demasiado, y provenía de un altavoz interno con 64 niveles de volumen posibles, gestionado por un DAC (conversor digital-analógico) de 6 bits controlado directamente por la CPU. La salida de vídeo (UHF) era compatible con un TV y disponía de conexiones para casetes de audio (a 2400 baudios), puerto serie RS-232, unidades de disquete (formato CP/M, de 250KB), vídeo RGB y un conector de expansión.
La máquina era realmente avanzada, pero las extrañas decisiones tomadas a la hora de diseñar su hardware y el relativamente alto precio que tenía hicieron que nunca acabase de despegar comercialmente. De hecho, en noviembre 1984 la empresa que la creó vendió los derechos del Lynx a Anston Technology, que anuncia un relanzamiento del ordenador sin que nunca tenga lugar. Un par de años después, en junio de 1986, Anston vende todo al National Lynx User Group, un club de usuarios que planea producir una versión denominada “Super-Lynx” pero que tampoco se produce. En total se calcula que se vendieron unas 30 mil unidades del Lynx. Hoy día no es demasiado fácil de encontrar y constituye una pieza de colección muy apreciada por los “anticuarios digitales”.