Atari había entrado al mercado de los ordenadores personales de la mano de sus modelos Atari 400 y Atari 800. Luego de este éxito inicial se hizo necesario proporcionar a sus clientes ordenadores más potentes, que a la vez solucionasen algunos de los errores de diseño incluidos en los modelos anteriores. La respuesta fue la familia “XL”, compuesta por muchos integrantes de los cuales solamente dos consiguieron el éxito esperado. Hoy veremos como Atari logró revertir el fracaso de su Atari 1200XL y consagrar los modelos 600XL y 800XL.
A principios de la década de 1980, los avances en el campo de la electrónica convertían un chip revolucionario en algo obsoleto en solo unos pocos meses. Cuando los ingenieros de Atari diseñaron el Atari 800, utilizaron múltiples tarjetas de circuito impreso montadas dentro y fuera del distintivo blindaje de aluminio que poseía esa máquina. Esto era algo costoso de construir, y que agregaba una complejidad bastante grande al ordenador. Además, solamente se contemplaba la posibilidad de ampliar la cantidad de memoria RAM instalada utilizando tarjetas adicionales, enchufadas en caros conectores. En solo un año este enfoque había dejado de tener sentido, ya que la mayor capacidad de los nuevos chips de RAM permitirán la ampliación simplemente agregando un par de circuitos integrados sobre la placa madre. Además, la baja constante en el precio de estos insumos y la presión de la competencia había forzado a Atari a despachar sus Atari 800 completamente ampliados de fábrica, por lo que tales tarjetas de ampliación carecían de utilidad para el usuario.
Por otra parte, el modelo “pequeño” de la familia, el Atari 400, había sido ampliamente superado por casi todos los ordenadores de la época, y era incapaz de competir seriamente con su poca cantidad de RAM y el incomodo teclado de membrana. Si a esto le sumamos los cambios producidos por la FCC en cuanto a las limitaciones que debían tener los dispositivos digitales hogareños respecto a las emisiones de señales de radiofrecuencia -limitaciones que hacían innecesario el gran blindaje de los primeros Atari– comprenderemos porque la empresa comenzó a trabajar rápidamente en el diseño de los sucesores de estos ordenadores. El proyecto fue bautizado Sweet 16, y debia acabar con todos estos problemas, a la vez que proporcionase al fabricante un diseño que fuese más barato y fácil de construir.
Los especialistas de Atari sabían que las fábricas de semiconductores ya eran capaces de construirles chips diseñados “a medida”, por lo que grupos de 5 o 6 (a veces más) circuitos integrados convencionales podían ser reducidos a un solo componente. El nuevo diseño hizo un intensivo uso de esta ventaja, por lo que requirió una sola placa de circuitos donde el Atari 800 original requería de siete. Sweet 16 también abordaba el problema de las expansiones del sistema, para lo que proporcionaba un chasis externo sobre el que insertar las tarjetas. A pesar de las bajas de precios, la RAM seguia siendo lo suficientemente costosa como para que, al igual que ocurrió con los 400 y 800, Sweet 16 previese el desarrollo de al menos dos modelos. Uno de ellos se despacharía con 16KB de RAM -y se llamaría Atari 1000– y el otro tendría 64KB y se vendería como Atari 1000XL.
Para cuando el proyecto Sweet 16 llegó a su fin, ambos modelos se habían “fusionado” en uno solo, al que la empresa había denominado Atari 1200XL. Era una maquina con características notables: poseia un microprocesador MOS 6502, 64KB de RAM (era el primer Atari con tanta memoria), software de auto diagnóstico capaz de analizar el estado de varios componentes del computador durante el arranque, y un teclado rediseñado, mucho más cómodo que los anteriores. Pero si bien parecía que el 1200XL tenía todo lo necesario para arrasar en el mercado de los ordenadores personales, una serie de fallos o la mala implementación de buenas ideas lo convirtieron en un enorme fracaso.
A pesar de que se había incluido en la placa principal un conector para el chasis de expansión, en la carcasa no se no previó el agujero necesario para poder utilizarlo. Se había diseñado un nuevo chip de vídeo, capaz de proporcionar una señal mejor de “croma” para que las imágenes fuesen más coloridas, pero el monitor no era capaz de aprovechar esa señal. La tensión de +12V, por algún extraño motivo, no se encontraba presente en el puerto SIO, lo que complicaba su uso. Todo esto hizo que, en la práctica, el nuevo Atari 1200XL ofreciese una pobre ventaja sobre el viejo y más conocido Atari 800. Si a esto le sumamos que los cambios en la ROM del nuevo ordenador provocaron que la mayor parte de los programas escritos para el 800 no fuesen capaz de correr en el 1200XL, podemos comprender que -según varias fuentes- las ventas del 800 se incrementaron notablemente cuando apareció el 1200XL en 1982: simplemente, los usuarios temían que cuando Atari lo discontinuase en favor del nuevo ordenador, no tuviesen otra alternativa que usar el 1200XL.
Esta pobre acogida hizo que la máquina fuese discontinuada rápidamente, y en 1983 ya no se encontraba en las tiendas. La situación de Atari se estaba complicando rápidamente. Además del fracaso del 1200XL, se enfrentaba a los “efectos colaterales” de la guerra de precios que Commodore libraba con Texas Instruments (TI). Como recordarán, TI había sacado a Commodore del mercado de las calculadoras, por lo que Jack Tramiel estaba dispuesto a “devolverles el favor” eliminado a TI del mercado de los ordendores personales. Esta guerra de precios hacia que Atari, un mero espectador de esta batalla, necesitase nuevos modelos aún más baratos que el 1200XL. La solución consistió en rediseñar la máquina, reduciendo el tamaño de sus placas nuevamente, y moviendo sus plantas de producción al lejano oriente, donde la mano de obra era más barata. En el CES de 1983 Atari anunció el lanzamiento de cuatro nuevos modelos, los Atari 600XL, 800XL, 1400XL y 1450XLD.
Estas máquinas incluían el Atari BASIC en ROM, un puerto paralelo PBI (por Parallel Bus Interface) y físicamente se parecían bastante al 1200XL. Los modelos 1400XL y el 1450XL tenían en su interior un módem de 300 baudios y un sintetizador de voz digital. Además, el 1450XLD -que nunca llegó al mercado- también preveía la incorporación de una interfase controladora de diskettes de doble cara en su carcasa. Si bien la idea era proporcionar estos ordenadores a las tiendas a mediados de 1983, en la práctica no lograron hacerlo hasta prácticamente fin de año, casi sobre el boom de ventas navideñas. El Atari 800XL, que además de la unidad de casete disponía de una disquetera para discos de 5.25 pulgadas, un teclado decente, una buena cantidad de software (juegos, aplicaciones gráficas y de oficina), gráficos con 256 colores y un interprete de BASIC logró convertirse en el modelo más popular de la linea Atari. Los 1400XL y 1450XLD fueron posponiendo sus fechas de lanzamiento en favor de los más pequeños 600XL (16KB de RAM) y el 800XL (64KB de RAM). Mientras que se llegaron a despachar unas pocas unidades del 1400XL, los sucesivos retrasos hicieron que el 1450XLD fuese obsoleto antes de llegar al mercado, por lo que nunca se comercializó.
El éxito del 800XL no bastaría para salvar a Atari. La mencionada guerra de precios, de la que Commodore -gracias a que poseia la fábrica de chips MOS– saldría victoriosa, destruyó las posibilidades de Atari de conquistar el mercado informático. Se dice que en 1984 Atari perdía millones de dólares por día, situación que se haría lo suficiente insostenible como para sus dueños, la Warner Communications, terminasen vendiéndola a Jack Tramiel luego de que este fuese eyectado de Commodore. Pero esa ya es otra historia.