Cuando están acompañados por las herramientas adecuadas, los dispositivos móviles pueden abandonar su perfil de consumo y convertirse en sistemas avanzados con el potencial de asistir a millones de personas. En marzo pasado, Apple presentó su plataforma ResearchKit, que ayuda a expertos en salud a obtener datos de participantes voluntarios. El siguiente paso es convencer a los usuarios de compartir su ADN y acelerar los estudios de diferentes enfermedades a nivel genético.
Tarde o temprano, toda compañía de alto nivel busca expandir sus horizontes. Hemos visto este comportamiento en nombres como Google, Microsoft, Facebook y Amazon, pero también debemos añadir a Apple en esa lista. La mayoría de las veces que el gigante de Cupertino aparece en los medios se debe a alguno de sus codiciados productos, sin embargo, lo que nos reúne aquí hoy es ResearchKit. El sitio oficial de ResearchKit describe a este proyecto como un marco de trabajo que permite a investigadores y desarrolladores crear aplicaciones con estudios médicos en mente. Desde simples cuestionarios hasta la obtención de datos utilizando los sensores del dispositivo, ResearchKit brinda un amplio abanico de recursos sobre lo que ya es por mérito propio un ecosistema muy rico.
Una de las primeras aplicaciones basadas en ResearchKit, que lleva el nombre de mPower, logró la participación de miles de usuarios en cuestión de días, y su objetivo principal es rastrear síntomas que estén en línea con la enfermedad de Parkinson. Esto deja en evidencia no sólo el alcance que poseen los dispositivos Apple, sino la posibilidad de transformar por completo a un estudio de laboratorio incorporando miles de participantes remotos. Ahora, ResearchKit parecer tener todo listo para dar un paso muy osado, que es la recolección de ADN. Si el usuario está de acuerdo, su contribución podría ayudar en el avance de estudios genéticos, que en la actualidad se encuentran bastante limitados, principalmente por cuestiones de privacidad. En un principio, Apple no recolectará ni realizará pruebas sobre las muestras, sino que será responsabilidad de «socios académicos», quienes almacenarán toda la información en una nube especializada.
La gran pregunta es cómo se hace llegar la muestra. Escupir sobre el iPhone no es una opción, por lo tanto, la idea es que el participante reciba un «kit de saliva» y luego envíe el material a un laboratorio cercano, homologado por Apple y otras instituciones involucradas. Al igual que sucede con las aplicaciones de ResearchKit, los estudios de ADN deberán ser aprobados tanto por Apple como por una junta de revisión calificada. La ventaja esencial que tiene Apple a su favor es la enorme cantidad de dispositivos en circulación. Durante su último trimestre fiscal, Cupertino vendió casi 75 millones de iPhones. Si apenas el 1 por ciento decidiera participar, estamos ante unos teóricos 750 mil voluntarios, número con el que los estudios tradicionales solamente pueden soñar. Otra duda a tener en cuenta es qué tan útil puede ser la información genética obtenida para el usuario final. ¿Qué podría comunicar con claridad una muestra de mi ADN? ¿Qué necesita una aplicación para presentar esos datos de manera sencilla, sin obligar al usuario a ser un científico para interpretarlos? Preguntas que irán siendo respondidas (o al menos eso creemos) con el paso del tiempo.
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