Los primeros videojuegos eran tan simples que el usuario debía colocar los “campos de juego” frente a la pantalla, diseñados en celofán o en plástico. Por otro lado, los primeros juegos electrónicos no eran más que simples puntos de luz que debían evadir determinados objetivos. Algunos podrán ver al Receipt Racer como un “homenaje” a aquellos juegos, o como un increíble desperdicio de papel y tinta, pero si alguna vez ha cruzado por tu mente la idea de jugar utilizando a una impresora como “pantalla”, entonces necesitas ver esto.
¿Recuerdan nuestro recorrido por la evolución de las consolas portátiles? El Auto Race no hacía más que mostrar puntos de luz sobre un escenario estático, pero era suficiente como para ser “un juego”. Con el paso de los años las mejoras fueron radicales, pero la idea de que “la simpleza es lo más difícil de lograr”, se mantiene vigente. Son aquellos títulos simples en gráficos y sonido pero ricos en historia, habilidad y diversión los que han quedado grabados a fuego en nuestras mentes. Personalmente, hay dos juegos para Atari 2600 que no los olvidaré jamás: Montezuma’s Revenge (imaginen de paso a ocho encarnaciones del mal entre 7 y 9 años completamente sucias después de jugar fútbol, encerradas en un cuarto turnándose para jugar, con una madre gritando de fondo por el piso limpio), y el River Raid, un juego que amé y odié como pocos. Si la mecánica original del River Raid (controlar un vehículo y evadir objetos en un mapa vertical) llama tu atención, entonces tal vez quieras jugar un poco a esto.
El nombre del juego es, adecuadamente, Receipt Racer, ya que utiliza una típica impresora térmica de función fiscal para emitir comprobantes y papeles similares. El vehículo, nada más que un punto de luz sobre el papel, es controlado por un pad Dualshock 3, y la impresora “escupe” a gran velocidad el “escenario” y los otros vehículos que el jugador debe superar y evadir. El objetivo del juego es sobrevivir el mayor tiempo posible, aunque en este caso, eso puede verse limitado por la cantidad de papel (en teoría, un máximo de cincuenta metros) y tinta disponible. El proyecto fue llevado a cabo por Joshua Noble y el dúo “undef”, y presentado durante el Festival OFFF realizado en Barcelona entre el 9 y el 11 de junio.
Tal y como lo anuncia en su página oficial, ecológicamente Receipt Racer es un desastre, pero allí podrán encontrar una “versión digital” mucho más amigable con el medio ambiente, y tampoco debemos olvidar que el papel puede ser reciclado hasta cierto punto. Más allá de eso, Receipt Racer es una prueba de concepto más que interesante. Principalmente destruye la idea de que una pantalla convencional es excluyente para jugar un vídeojuego, y abre la posibilidad a que se exploren otras “interfaces visuales”. Mientras tanto, si quieres hacer la prueba por ti mismo, puedes descargar el código fuente de la página oficial, aunque deberás hacerte con una de esas pequeñas impresoras fiscales, y mucho papel.