Se dice que por cada producto nuevo que es presentado en el mercado informático, su fabricante ya tiene preparados prototipos de la tecnología que lo reemplazará en el futuro. La adopción de los discos de estado sólido sigue estando marginada por el factor económico, pero se trata de un límite que está destinado a perder fuerza con el paso del tiempo. Aún así, los beneficios que aporta una unidad SSD se verían completamente superados por la tecnología Racetrack, una memoria magnética que en teoría sería cien mil veces más rápida que un disco duro convencional, además de consumir menos energía y no poseer partes móviles.
¿Has visto alguna vez cómo un disco duro cae al suelo? Una experienca espantosa, puedo afirmar. Sólo basta un simple golpe para convertir a 500 gigabytes de espacio en un simple pisapapeles de aluminio. Esta fragilidad se ve compensada por el bajo costo de los discos duros convencionales, y su gran densidad de almacenamiento. Los discos de estado sólido han aportado mejoras en dos aspectos críticos de los discos normales, que son su mecánica interna y su velocidad. Los SSD no tienen ninguna parte móvil en su interior, y pueden ser mucho más rápidos que un disco convencional. Pero si son tan buenos, ¿por que siguen teniendo tan poca popularidad? La respuesta no es otra más que el precio. Un disco SSD de 128 GB flota entre los 180 y los 200 euros, mientras que un disco duro convencional de 1 terabyte cuesta menos de 60€. Todavía falta mucho para que los SSD alcancen el mismo umbral de precio que los discos duros, pero la solución definitiva tal vez esté en la próxima generación de medios de almacenamiento.
Racetrack es una memoria no volátil en fase experimental que está siendo desarrollada por nada menos que IBM. En el mejor de los casos, Racetrack podría ofrecer a los usuarios una densidad de almacenamiento similar a la disponible en los discos duros actuales, con una velocidad de lectura y escritura miles de veces superior. El desarrollo de este tipo de memoria no ha sido nada sencillo, pero un profesor de la "École Polytechnique Fédérale de Lausanne" llamado Mathias Kläui ha inventado una forma de Racetrack que sería cien mil veces más rápida que un disco duro convencional. Esta memoria también es no volátil, por lo cual los datos permanecen almacenados aún sin alimentación eléctrica. La magia es creada por nanoalambres compuestos por níquel y hierro, y vórtices que separan entre sí los bits almacenados, permitiendo alcanzar velocidades de lectura extremadamente altas.
Científicos del Centro de Investigación que IBM tiene en Zurich han remarcado la importancia del descubrimiento, y están dispuestos a trabajar con Kläui y su equipo en el desarrollo de un prototipo. Las primeras estimaciones hablan de unidades listas para su uso comercial entre 2015 y 2017, un período en el que se espera que los discos de estado sólido tengan una presencia dominante en el mercado. Los SSD tienen virtudes muy importantes, pero los sacrificios que el usuario debe hacer (menos espacio, costo mucho mayor), siguen siendo significativos. Una memoria Racetrack magnética miles de veces más rápida que un disco duro y con los costos usualmente asociados a los medios de almacenamiento magnético es sin ninguna duda algo tentador, aunque el resto de la tecnología también deberá avanzar. Después de todo, los buses actuales tienen sus límites…