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¿Qué sucede cuando arrojas a un elefante de un rascacielos?

Explorando la relación entre la vida de las especies, y el tamaño de sus cuerpos

A mediados de 2016, una extraña leyenda urbana proveniente de Corea del Sur tomó por asalto a la Web: ¿Qué pasa si arrojamos una hormiga de un edificio de 63 pisos? Kurzgesagt se hizo una pregunta similar… con un elefante. El verdadero objetivo del corto no es subir paquidermos a rascacielos, sino analizar el vínculo entre las diferentes formas de vida, el tamaño que desarrollan, cómo las afecta la física, cuáles son sus beneficios, y sus puntos débiles.

Todo comienza con tres animales en caída libre: Un ratón, un perro, y un elefante. El «blanco» es una pila de colchones, y sucede lo que imaginamos. El ratón logra salir de allí por sus propios medios, aunque queda aturdido y confundido tras el impacto. El perro muere debido al grave daño interno que sufre, y el elefante desaparece en una explosión de carne, sangre y entrañas. Lógicamente, esto es apenas un ejercicio y ningún animal termina lastimado, pero nos ayuda a instalar una pregunta muy especial: ¿Por qué? ¿Por qué el perro y el elefante mueren? ¿Cuál es la ventaja que le permite al ratón sobrevivir?

El nuevo vídeo publicado por Kurzgesagt lo reduce a una cuestión de tamaño, pero la respuesta es en realidad un poco más compleja. Desde los virus y las bacterias hasta las ballenas y los elefantes, la vida ha logrado adaptarse a diferentes escalas, y dentro de dicha adaptación también se incluye a aspectos como las leyes de la física.

El ratón no muere porque al ser un animal pequeño, menor es el efecto de la gravedad sobre él y la cantidad de energía cinética que posee durante la caída. Por otro lado, cuanto más grande sea la superficie en relación con la masa y el volumen del animal, mejor será la distribución del impacto, haciéndolo más suave.

El resto del vídeo explica algunos de los riesgos que deben enfrentar las formas de vida más pequeñas, y uno de ellos es la tensión superficial del agua. Para nosotros es demasiado débil, y el ratón la siente un poco más, pero en el caso de los insectos es potencialmente letal (casi como pegamento), y por esta razón desarrollaron la habilidad de repeler el agua. Este es apenas el primer corto de una nueva serie dividida en tres partes, y esperamos con ansias su continuación.

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Escrito por Lisandro Pardo

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