Cualquiera que haya entrado a la Web en los últimos días se debe haber cruzado (inevitablemente) con la última sensación viral, el Ice Bucket Challenge. En un intento por recaudar fondos para la investigación de la esclerosis lateral amiotrófica, miles de personas, incluyendo celebridades y CEOs, han aceptado arrojarse en la cabeza una cubeta de agua helada, y desafiar a otros en el proceso.
Varias fuentes indican que el comienzo del Ice Bucket Challenge se dio a través de Chris Kennedy, un golfista de Florida. En ese momento, el desafío no tenía ninguna relación con la esclerosis lateral amiotrófica (la misma enfermedad de Stephen Hawking), pero al nominar a la prima de su esposa, casada con un hombre que sufre de ELA, el vínculo quedó establecido. El vídeo de Kennedy fue publicado el pasado 15 de julio, lo que significa que el mundo lleva más de un mes arrojándose cubetas repletas de agua helada en la cabeza. Hashtags, redes sociales, vídeos… el Ice Bucket Challenge alcanzó masa crítica en las últimas semanas, y desde entonces, toda clase de celebridades han decidido participar.
Las reglas oficiales hablan de que “el desafiado” se filme en forma continua recibiendo una cubeta de agua helada. Esto le da derecho a nombrar tres personas, quienes deberán responder al desafío dentro de un plazo de 24 horas. Aquellos que deciden bañarse en agua helada tienen que donar la suma de diez dólares a una de las organizaciones dedicadas a la investigación de la ELA, pero quien desee “escapar” de la cubeta, deberá donar cien dólares. La lista de famosos que aceptaron el desafío se ha vuelto demasiado larga para nombrarlos a todos, pero uno de los que prefirió declinar la oferta y donar fue Barack Obama. También hemos visto ligeras variaciones del proceso, como en el caso de Charlie Sheen, que en vez de usar agua helada, se arrojó los diez mil dólares que donó a la causa.
Como era de esperarse, toda acción de esta clase genera una serie de críticas que más allá de las intenciones, parecen tener ciertos fundamentos. En primer lugar, el aspecto viral del Ice Bucket Challenge da la sensación de estar más concentrado sobre la actividad en sí, y no sobre la idea de donar para combatir la ELA. En segundo lugar, también se cuestiona el detalle de que sería mucho más útil para las diferentes organizaciones recibir el dinero que se está gastando en hielo. Y en tercer lugar, tampoco faltan los que piensan que es otra expresión más de “slacktivism”, orientada a enseñar cuerpos mojados en verano. A pesar de estos aspectos negativos, lo cierto es que el dinero está fluyendo. La ALS Association recibió casi 16 millones de dólares, nueve veces más del promedio. Project ALS vio multiplicadas sus donaciones por 50, y ALS TDI aceptó 580 mil dólares en lo que va de agosto, diez veces de lo que recauda normalmente. La gente se sigue desafiando, y parece que el Ice Bucket Challenge tiene cuerda para rato…
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