La Web amaneció en el día de ayer con temblores equivalentes a los de un movimiento continental. Hasta aquí, los servicios principales de Google eran los que identificaban a la compañía y la exponían al público en general, pero eso ha cambiado. Las mentes maestras de Mountain View activaron un plan de reestructuración que da forma a Alphabet, una nueva «compañía paraguas» con la que se establece una clara separación entre los servicios tradicionales de Google, y sus mediáticos superproyectos.
Todo golpe de timón causa preocupación e incertidumbre, en especial cuando involucra a una corporación multinacional con miles de millones de dólares bajo sus alas. Por un lado, están los que disfrutan de la estabilidad, la seguridad, y el dinero que ambas cosas generan. Por el otro, aparecen los portadores de nuevas ideas, riesgosas y radicales, pero con un potencial gigantesco. En los últimos años hemos visto varios ejemplos provenientes de Google. Internet para todo el mundo. Conexiones de fibra óptica. Coches autónomos. Vida eterna. Dispositivos vestibles. Robótica avanzada. Todo esto marca un profundo contraste frente a aspectos mucho más cotidianos como la colocación de publicidad, las búsquedas en línea, el almacenamiento en la nube y los dispositivos móviles. Google ha funcionado muy bien como amalgama, sin embargo, sus fundadores Larry Page y Sergey Brin llegaron a la conclusión de que es un buen momento para separar las cosas. Bienvenidos a Alphabet.
Es necesario remarcar que Google no perderá su identidad, y sólo se modificará su rol actual. En vez de conservar el antiguo perfil de «compañía madre», Google es ahora una subsidiaria de Alphabet. Dentro del perímetro de Google encontramos al motor de búsqueda, toda la estructura de publicidad, Google Maps, YouTube y Android, mientras que la responsabilidad de Alphabet se extiende a Calico (biotecnología, anti-age), Nest (conectividad en el hogar, Internet de las Cosas), Google Fiber, las divisiones de inversión Google Ventures y Google Capital, y finalmente el laboratorio Google X con todos sus experimentos. Larry Page y Sergey Brin serán respectivamente CEO y presidente de Alphabet, lo que abre la posición de CEO en Google. Ese puesto estará en manos de nada menos que Sundar Pichai, número uno de todos los productos Google hasta ahora, y uno de los mejores recursos que tiene Mountain View entre sus filas.
Ahora, estamos en la obligación de hacernos una pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué Google estando al tope de su juego en muchos mercados inicia un proceso de reestructuración con estas características? Las posibilidades a considerar son muchas. Algunos creen que el nuevo formato representa mejor el crecimiento de la compañía en los últimos tiempos. Otros piensan que es una señal para Wall Street, constantemente preocupada por el dinero invertido (y perdido) en proyectos extravagantes. Después aparece la teoría de que Google necesita convertirse en Alphabet para competir con Tesla, que sigue asombrando al mundo con superbaterías, coches eléctricos y patentes abiertas. Finalmente, llegamos a la opción «aburrida», que es la de transformarse en un intento por ser más compatible con las leyes antimonopolio de ciertos mercados, incluyendo el europeo. En lo inmediato, el usuario no debería notar ningún cambio drástico, pero desde cierto punto de vista, Google se convirtió en un producto más de Alphabet, y no nos sorprenderá si se llevan a cabo modificaciones de acuerdo a su nueva condición.
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