El ministerio de Ciencia e Innovación de España aporta 40 millones de euros para promover la investigación de las tecnologías que permitan la futura integración de vehículos eléctricos. Liderada por SEAT, esta propuesta estudiará cómo introducir el coche eléctrico en la sociedad española y el impactó que podría tener en cuanto a sus consecuencias de masificación. Hay que tener en cuenta que se necesita una cierta infraestructura para convertir los autos movidos por energía limpia en habituales de nuestras carreteras. Este proyecto tratará de obtener las claves para realizar la transición con las máximas garantías de éxito.
Todos queremos erradicar la tecnología basada en el petróleo y convertirla en un sistema energético basado en electricidad limpia y renovable. No hay nadie que no prefiera vivir sin contaminación y sin problemas de calentamiento global. Sin embargo, esta transición no puede ser tan sencilla como nos gustaría. Pasar de un sistema convencional de automóviles de combustible fósil a una flota de coches movidos por electricidad posee sus pros y sus contras. Hay que saber qué infraestructuras se necesitan para sostener una flota masiva de vehículos eléctricos y también qué pasará cuando todos esos motores se enchufen a la red y consuman una enorme cantidad de electricidad.
El Proyecto VERDE tratará de desvelar todas estas incógnitas y para ello cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación, que invertirá 40 millones de euros en un consorcio de 20 empresas que también están dispuestas a desarrollar el proyecto hasta alcanzar los objetivos de llegar al millón de vehículos eléctricos en España. Esto dispararía el consumo de electricidad, pero si las centrales convencionales no son sustituidas por otras de energías renovables, entonces lo que ganamos por un lado, lo perdemos por el otro. El proyecto VERDE tiene todos estos factores en cuenta y tratará de ofrecer una solución viable a los problemas.
SEAT lidera esta veintena de empresas y ha dividido el proyecto en 7 áreas de investigación, de las cuales se encargarán las diferentes empresas que componen el consorcio. Por ejemplo, las eléctricas (Endesa e Iberdrola) se encargarán de la tarea destinada a la integración de la carga del vehículo en el sistema. De esta forma, se estudiará el comportamiento del vehículo eléctrico sobre la infraestructura eléctrica local y su impacto en el sistema eléctrico con el objetivo de identificar las necesidades correspondientes de red y sus criterios de desarrollo. También participarán y coordinarán el desarrollo de nuevas herramientas, a diferentes niveles (hardware, software y redes) que posibiliten la integración del coche eléctrico en la red inteligente de distribución (SmartGrid) e investigará las nuevas necesidades relacionadas con las comunicaciones que serán necesarias para la puesta en marcha de los servicios.
Uno de los problemas mas difíciles de resolver para los coches eléctricos es el elevado tiempo de recarga que necesitan para llenar sus baterías. Este factor será estudiado a fondo por la compañía Siemens, especialistas en industria electrónica y que prometen solventar en breve. El consejero delegado del sector Industria de Siemens, Pascual Dedios lo tiene claro: "proponemos una innovación en los sistemas de carga", explica Dedios. "Queremos que el tiempo de repostaje en una electrolinera (punto de recarga) sea el mismo que en una gasolinera convencional". Los vehículos eléctricos aportarán una serie de ventajas al sistema. "Su uso recortará en un 25% las emisiones de CO2 del transporte", comenta el consejero. Según Dedios, la eficiencia de un motor eléctrico es del 60%, frente al 20% de los motores convencionales.
El proyecto VERDE concluirá en diciembre de 2012, cuando el consorcio presente un prototipo de la nueva tecnología pero advierten que "no vamos a producir un coche, lo que vamos a hacer es crear conocimiento y tecnología que pueda ser aplicada a nuestro sistema". Yo la verdad es que lo veo esperanzador. La investigación en baterías avanza a buena velocidad y cada vez tienen más capacidad y potencia. Y si a esto le añadimos la posibilidad real de una red de recarga eficaz y bien distribuida, el cambio de paradigma es inevitable (afortunadamente).
