Tras la desaparición de Lavabit, muchos se han preguntado si el correo electrónico puede ser realmente un método seguro de comunicación. El cifrado de e-mails ha estado entre nosotros durante años, pero sus implementaciones son toscas y poco amigables. Ahí es cuando entra ProtonMail, un nuevo servicio de correo electrónico con cifrado de un extremo al otro,y que no requiere de configuraciones avanzadas.
Hace varios años utilicé PGP para cifrar el contenido de mis correos. El proceso de configuración resultó ser extremadamente agobiante, pero más complicado aún fue convencer a otras personas de que hicieran lo mismo. De más está decirlo, mi proceso de evangelización terminó en un completo fracaso, y no he tocado a PGP desde entonces. Esta historia se repite decenas de miles de veces a través de la Web, e incluso alcanzó al propio Edward Snowden, que cuando trató de compartir información sobre la NSA, descubrió que el periodista al que iba a enviarle los datos no pudo hacer funcionar el cifrado de punto a punto. Todos reconocemos la importancia y la necesidad del cifrado en estos días, pero como diría Facebook, es complicado. El cifrado necesita una nueva máscara, algo con lo que el usuario de a pie se sienta mucho más cómodo. Esa es la entrada para ProtonMail.
ProtonMail fue creado por científicos del CERN, quienes han pasado por lugares como Harvard y el MIT. Sus fotos están disponibles en la página oficial, y también en otros sitios del CERN, lo que les da una visibilidad inusual, cuando lo típico es que los responsables de estos servicios se muevan entre sombras. Básicamente, el cifrado de cada correo electrónico se lleva a cabo sobre el navegador, separando la clave del mensaje. Al no contar con los elementos para leer el contenido, los creadores de ProtonMail no tienen forma de responder a ninguna solicitud por parte de las autoridades, siempre y cuando logren primero abrirse paso a través del sistema de justicia suizo, con un gran énfasis en materia de privacidad, y que aún “no” es parte de la Unión Europea.
El modelo que adoptará ProtonMail no es otro más que el freemium: Todos los usuarios podrán acceder al servicio, mientras que las opciones comerciales estarán concentradas en incrementos de capacidad para almacenar correos. Técnicamente, ProtonMail entró en fase de beta pública, pero ha tenido que limitar la cantidad de invitaciones debido al escalofriante incremento de tráfico (consumieron en 72 horas lo que calculaban para un mes). También ha habido un gran interés por parte de usuarios chinos, en su mayoría disidentes que buscan escapar al rastreo gubernamental. Los medios de pago incluyen Bitcoins y efectivo, para todos aquellos que prefieran conservar su anonimato. ProtonMail suena bastante bien hasta aquí, aunque la pregunta de fondo permanece intacta: ¿Funcionará? Hay algunas circunstancias en las que ProtonMail no puede hacer nada para proteger al usuario (como un ordenador comprometido), pero no hay dudas de que se necesita un correo electrónico diferente.