Desde hace varios años se está desarrollando una nueva generación de prótesis que está poniendo a la impresión 3D en la escena de la intervención quirúrgica de alta complejidad. Recientemente supimos de mandíbulas impresas en 3D satisfactoriamente trasplantadas, y ahora tenemos e anuncio de una operación más radical aún. En estos días, un hombre será sometido a una intervención que remplazará los huesos de su cabeza con una protésis 3D del 75% de su cráneo. Totalmente certificada, la comunidad médica y científica está en vilo para ver los resultados de una operación única en su tipo.
Las placas de aluminio en la cabeza hacen sonar alarmas en los detectores de metales de todos los aeropuertos, además de generar dolores de cabeza a quienes las llevan cada vez que tienen un imán cerca o hay tormenta. Ninguna de estas son las razones por las cuales se está buscando un material alternativo para estas placas protésicas. Ni siquiera los costos entran en juego cuando la impresión 3D ha demostrado que puede escanear e imprimir modelos tridimensionales de partes tan complejas como puede ser un cráneo humano. Ahí es donde la ventaja del detalle es imposible de ignorar, y entonces se produce un cambio radical en la forma que tratamos las prótesis. Un ejemplo son las mandíbulas impresas en 3D que ya se han trasplantado a los pacientes, pero ahora la apuesta es más grande y una persona está a punto de recibir un implante de prótesis 3D del 75% de su cráneo.
Tal y como se desprende del anuncio oficial de esto que podemos llamar proeza quirúrgica, el implante en 3D impreso puede reemplazar un porcentaje muy elevado del cráneo de las personas afectadas por enfermedad o algún trauma congénito, y lo mejor es que los materiales están aprobados por varias agencias de EEUU como inocuos y que no pueden ser rechazados por el organismo. Además de la forma adecuada, la composición misma del modelo en 3D puede enfatizar la creación del crecimiento de células y lograr que la parte con hueso humano se compenetre mejor con la prótesis. Los científicos y médicos detrás de este procedimiento están muy al tanto de las complicaciones que podría tener la operación, pero indican que se ha probado bastante en animales y que las pruebas son satisfactorias en la abstracción hacia un trasplante humano.
El material que se está utilizando para la prótesis es PEKK (polyetherketoneketone), un tipo de polietileno especialmente desarrollado para estos menesteres quirúrgicos. Licenciado por varias agencias de control sanitario, si sale bien estaremos ante un hecho muy importante para la impresión 3D protésica, pues si podemos remplazar hueso a milímetros del cerebro, cientos de personas por mes en el mundo verán factibles sus intervenciones particulares, como la de los accidentes o los que sufren de la formación de células cancerosas en sus cráneos. La impresión 3D, cada vez más protagonista del futuro.