La sonda Voyager 1 lleva en viaje casi 39 años, y ha recorrido poco más de 130 unidades astronómicas, convirtiéndose en la única nave humana que logró alcanzar espacio interestelar. Lamentablemente, si reproducimos el ritmo de Voyager 1, una misión a Alfa Centauri tomaría decenas de miles de años… ¿pero y si fuera posible reducir el tiempo a dos décadas? Con eso en mente se anunció a Starshot, un programa de 100 millones de dólares que planea enviar una flota de micronaves utilizando el concepto de «vela solar» para desarrollar un 20 por ciento de la velocidad de la luz.
En más de una ocasión hemos visto a la velocidad de la luz como objetivo definitivo para la exploración espacial avanzada, pero lo cierto es que incluso una fracción de ella representaría un avance extraordinario. Cuando hablamos de misiones interestelares, todas las miradas apuntan hacia Alfa Centauri, el sistema más cercano al Sol. De acuerdo a las últimas mediciones, la distancia que nos separa de Alfa Centauri es de unos 4.3 años luz, o sea que con un 20 por ciento de c, un teórico viaje demandaría poco más de dos décadas, número que está dentro de nuestra expectativa de vida. La gran pregunta es: ¿Qué pretendemos enviar? Una nave tripulada o una sonda al estilo de New Horizons quedan completamente descartadas, ya que la cantidad de energía necesaria es escalofriante, pero si consideramos una masa máxima de apenas unos gramos, los parámetros cambian por completo.
Así es como llegamos a Project Starshot, una nueva iniciativa financiada por el físico y magnate ruso Yuri Milner, y con el respaldo directo de nombres como Stephen Hawking (quien estuvo en la presentación oficial), Freeman Dyson, Ann Druyan (la viuda de Carl Sagan y responsable de la serie Cosmos), el astrónomo Avi Loeb, astronautas y ex miembros de NASA. Milner se encargará de proveer los primeros 100 millones de dólares para investigación y desarrollo. Cada micronave tendrá un costo similar al de un smartphone de alta gama, lo que habilita la posibilidad de producirlas en gran volumen, y estarán equipadas con propulsores fotónicos, cámaras, sistemas de navegación/comunicación, y una fuente de energía. La clave para la propulsión general de cada micronave está en una vela de luz, y un sistema de rayos láser en el orden de los 100 gigavatios. En el mejor de los casos, la aceleración a 0.2c tomaría entre 20 y 30 minutos.
Por supuesto, un problema fundamental con este método de propulsión es que las naves no serán capaces de desacelerar, y asumiendo que lleguen intactas a Alfa Centauri, probablemente tengan pocos días a su disposición para recolectar información y transmitirla a la Tierra, lo cual implica una espera adicional de 4.3 años. Dicho de otro modo, el desafío es gigantesco, y puede que jamás llegue a tomar forma, pero creo que vale la pena el esfuerzo de explorar la posibilidad de enviar tecnología a Alfa Centauri en un cuarto de siglo o menos.
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