Los usuarios de dispositivos Apple juran sobre el soporte extendido que Cupertino ofrece a través de iOS, pero tarde o temprano sucede siempre lo mismo: El hardware no es capaz de ejecutar con fluidez a sus últimas versiones, y la compatibilidad es interrumpida de manera artificial. Al mismo tiempo, existen otras prácticas de Apple que no son bien recibidas (por ejemplo, aplicar throttling en cada iPhone con batería débil), y que podrían ser bloqueadas… reemplazando el sistema operativo. Ahora, si la única alternativa de alto perfil proviene de Google, la pregunta es: ¿Qué tan loco hay que estar para instalar Android en un iPhone? Los responsables de Project Sandcastle quieren averiguarlo.
Reemplazar el sistema operativo de un smartphone Android con una variante desarrollada por la comunidad de usuarios (ya sea LineageOS u otra imagen similar) es algo bastante común en estos días. La complejidad del proceso y los niveles de compatibilidad dependen exclusivamente de cada modelo, pero podría ser la diferencia entre un móvil con varios años extra de servicio, y ese mismo móvil juntando polvo en un cajón. Entonces, si eso es posible con Android… ¿qué pasa entre los iPhone?
De acuerdo con la postura oficial de Cupertino… nada. Todo iPhone recibe una cantidad abundante (pero finita) de actualizaciones para iOS, y una vez cruzado cierto límite, la historia se termina. Por ejemplo, el iPhone 5S es un smartphone del año 2013, y llegó hasta iOS 12.4.5, lanzado a fines de enero de este año. Aunque la mayoría de sus usuarios recomienda quedarse en una versión previa para obtener mejor rendimiento, debemos reconocer que ese nivel de soporte no está mal. ¿Pero reemplazar a iOS entero por Android? Eso jamás, a menos… que lo haga alguien más.
Ese alguien es Project Sandcastle, un proyecto a cargo de David Wang y Chris Wade, los mismos locos de la guerra que más de una década atrás lograron instalar Android en el iPhone original. Ambos son cofundadores de Corellium, compañía dedicada a ofrecer servicios de virtualización iOS, algo que los hizo acreedores de la furia de Apple (están siendo demandados).
Obviamente, Project Sandcastle tiene las manos llenas. A diferencia de los dispositivos Android, donde siempre puedes tomar código base de un modelo similar y trabajar desde allí, el hardware de Apple no es estándar, y no posee documentación abierta al público. Crear controladores para cada elemento en el teléfono se vuelve una pesadilla, sin embargo, han avanzado mucho.
Los tres dispositivos con mejor compatibilidad bajo Project Sandcastle en estos momentos son el iPhone 7, el iPhone 7 Plus, y el iPod Touch de séptima generación. En todos los casos, aún falta soporte para cuatro elementos esenciales: GPU, cámara, audio, y el módem. Lo más impresionante es que el proyecto lleva menos de un mes activo, y al final del día, demuestra aquello que más nos interesa: El palacio de cristal de Apple no es impenetrable, y en un futuro no tan lejano, los dueños de iPhone a los que el mercado y Cupertino declara «obsoletos» podrán inyectar nueva vida en ellos.
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Fuente: Forbes