Aunque la medicina y la ciencia continúan luchando para que la recuperación total de la vista sea algo tangible, la tecnología intenta aportar su grano de arena para mejorar la calidad de vida de los no videntes. El HALO es un dispositivo háptico que, instalado en la cabeza del usuario de forma similar a una corona o una tiara, transmite vibraciones de acuerdo a su proximidad con determinados objetos, permitiendo así obtener un registro del entorno.
Cuando hablamos de tacto, es una costumbre pensar en nuestras manos, pero lo cierto es que hay otros detalles a tener en cuenta. Por ejemplo, pensemos en algo común, como un niño pequeño mojando la cama. La primera molestia proviene a partir del contacto entre la humedad y la parte baja de su cuerpo, e inicialmente no hay intervención de las manos. Desde hace años se ha definido a esta clase de “sensación” como “percepción háptica“, aunque la palabra háptica propiamente dicha no existe en el Diccionario de la Real Academia.
Esto también está asociado al concepto de propiocepción extendida, que básicamente es una recepción de información transmitida a nuestro cuerpo a través de una herramienta. A modo de ejemplo, si alguien usa un bastón, puede saber si el suelo es liso o si presenta desniveles. Lo cual nos lleva a los no videntes. El tacto, el contacto, la percepción háptica, representan una interfaz vital con la cual pueden percibir al mundo que los rodea, ante la falta de la visión.
Un proyecto llamado HALO busca aprovechar la percepción háptica a través de un dispositivo que envía vibraciones de acuerdo a la proximidad que una persona tenga con un objeto o un obstáculo mayor. El vídeo nos muestra que incluso una persona sin entrenamiento rápidamente puede adaptarse al flujo de información. Por otro lado, su velocidad de refresco es lo suficientemente rápida como para adaptarse dinámicamente a las “falsas paredes” que los colaboradores transportan a los lados del usuario. La única restricción evidente es que el HALO puede detectar la proximidad de los objetos, pero no puede diferenciarlos. Por ejemplo, cuando un usuario coloca sus manos al frente, el dispositivo las reconoce como un obstáculo.
Por lo que hemos visto hasta aquí, la capacidad nativa del HALO es puramente direccional. Puede detectar obstáculos al frente y a los costados, pero el diseño actual no parece tener un sensor en la parte trasera. Al mismo tiempo, no puede hacer nada en cuanto a los desniveles que pueda tener el suelo, pero estas limitaciones están en cierta forma asociadas a lo preliminar del diseño. El HALO ha sido presentado como contendiente en el concurso “Humana Health By Design” que se lleva a cabo en el popular portal “Instructables”, y su recepción ha sido muy positiva. Con más tiempo de desarrollo y la reubicación de algunos sensores, el HALO podría convertirse en un dispositivo completo, capaz de ayudar a cualquier no vidente alrededor del globo. Esperamos que haya alguien con unos cuantos billetes dispuesto a financiar a este proyecto.