Uno de los trucos más viejos a la hora de optimizar un sistema es modificar la prioridad general de cada proceso. Los beneficios individuales son mínimos, pero en un ordenador con recursos muy limitados, el efecto acumulado puede establecer la diferencia entre una experiencia decente y una PC que se arrastra por el camino. Process Lasso lleva años en el mercado como la herramienta número uno para administrar tanto prioridad como afinidad de CPU en los procesos residentes.
Siempre es una buena idea tratar de elevar los niveles de eficiencia en un ordenador. Cada usuario desarrolla sus propias técnicas con el paso de los años, ya sea reemplazando programas, modificando los parámetros básicos de un sistema operativo o vigilando el consumo de memoria. Muchos piensan que es una causa perdida, y eso es exactamente lo que quieren los fabricantes, pero en lo personal creo que deben sufrir un poco más si desean nuestros billetes. Otra acción para optimizar un ordenador, mucho más oscura en estos días, es la de administrar procesos asignando prioridad y afinidad. Si bien Windows nos permite hacer ambas cosas con el Administrador de Tareas, la cantidad de procesos tiende a ser demasiado grande. Ahí es cuando aparece Process Lasso.
Process Lasso es todo un clásico. Lo usé durante años con sistemas Pentium III y un Athlon XP al que recuerdo con mucho cariño, por lo que su estado actual es de un estabilidad envidiable. Su trabajo es relativamente sencillo, pero lo cierto es que se trata de una herramienta muy avanzada. Además de configurar prioridades y afinidades para procesos específicos en forma arbitraria, Process Lasso también puede disminuir el consumo de memoria «por proceso» (y no global, lo cual es absolutamente inútil), activar un modo para videojuegos que incrementa la atención sobre el proceso principal de un título, y balancear la carga del CPU, de modo tal que no se generen picos indeseados.
A pesar de todas sus opciones, hay un detalle que no podemos negar: Process Lasso enfrenta una realidad diferente. La gran mayoría de los problemas que resuelve han sido eliminados de raíz con un aumento de recursos a nivel hardware. En otras palabras, los beneficios de Process Lasso serán mucho más palpables en ordenadores con especificaciones muy humildes, que en estos tiempos asumen roles secundarios. A esto debemos sumar el precio de la versión Pro, establecido en 33 dólares con un año de actualizaciones, o de 49 dólares si se buscan updates de por vida. La versión freeware funciona muy bien, pero su mismo desarrollador lo reconoce: Process Lasso gratis se convertirá en un nagware a los pocos días.
