Inevitable por donde se lo mire: Siempre hay algún ejecutable molesto que además de cargarse en el momento en que no lo queremos, se queda flotando en el sistema consumiendo memoria. La terminación manual de un proceso es algo muy sencillo de hacer, pero cuando los ejecutables son demasiados, hay que recurrir a otras herramientas. Process Blocker es una de ellas: Cualquier ejecutable que no quieras que se inicie, colócalo en la lista negra, y el programa lo terminará.
Las posibilidades que entrega Process Blocker al usuario son varias, desde impedir que cierto programa se actualice, hasta lograr que los niños no puedan abrir determinado programa. La aplicación es tan simple, que prácticamente no posee entorno gráfico alguno. De hecho, apenas un icono queda presente en la bandeja de sistema, y te informará sobre los procesos bloqueados a través de diferentes globos de diálogo. Por otro lado, esto hace que su método de configuración no sea ordinario. Para agregar un proceso a la lista negra, además de conocer a la perfección el nombre del proceso que se desea bloquear, debe ser agregado manualmente a la lista negra que posee el programa. Una simple edición con el Bloc de Notas es suficiente para esto.
Tanto Windows XP como Windows Vista (y la beta de Windows 7 también) poseen un sistema de bloqueo de procesos similar, pero requiere varios clics para accederlo, y se debe crear una regla por cada proceso que sea bloqueado. Con Process Blocker basta con escribir su nombre en la lista, y dejar que el programa se encargue. Si hay un proceso específico que te molesta, pero por alguna fuerza superior no te puedes dar el gusto de borrarlo, y debes cortar el proceso manualmente con cada reinicio, este pequeño software te servirá.